La situación de sequía se agrava en España, especialmente en zonas como Cataluña o Andalucía donde los embalses de agua se sitúan en torno al 15 y el 20% de su capacidad. Para revertir esta situación, más allá de esperar con ansias un periodo de lluvias, es imprescindible la implicación de las administraciones públicas, de la ciudadanía y del tejido empresarial.
En concreto, resulta crucial que estas últimas asuman que, además de maximizar beneficios económicos, deben asumir su responsabilidad social y ambiental, y contribuir así activamente a la conservación de un recurso tan vital como es el agua.
Pero ¿qué pueden hacer las empresas para contribuir a esta problemática? Aquellas que representan un modelo de empresa sostenible, como lo son las B Corp, deben tener establecidos unos objetivos y planes concretos que den respuesta a las necesidades medioambientales, como en este caso es la sequía.
Estos planes se transforman en resultados tangibles, como que el 69% de las B Corps españolas realiza prácticas de conservación de agua con el objetivo de proteger los ecosistemas naturales y garantizar la disponibilidad de este recurso a largo plazo; y, del mismo modo, que el 67% de las B Corps a nivel global también incorpora estas medidas.
Idealmente, todas las organizaciones deberían poner en marcha un conjunto de medidas para reducir su consumo de agua. La implementación de tecnologías más eficientes, la realización de controles de mantenimiento para prevenir el desperdicio de agua, la reutilización y el reciclaje del agua en los procesos industriales, así como la adopción de prácticas de conservación, pueden conducir a importantes ahorros a largo plazo.
Algunas de las acciones más comunes entre las empresas para reducir su consumo de agua son la monitorización y la medición para poder tomar decisiones con el objetivo de reducir el consumo; el reciclaje del agua, por ejemplo, en la limpieza; la instalación de dispositivos de ahorro de agua, como grifos de bajo flujo; la concienciación y educación a la plantilla sobre el ahorro de agua o la apuesta por la formación interna en este sentido; entre otros.
Más allá del positivo efecto que esto tiene en el medioambiente, el compromiso de las empresas supone un refuerzo importante de la imagen corporativa y afecta positivamente a su negocio a nivel reputacional, ya que los consumidores cada vez están más concienciados sobre la importancia de impactar positivamente en el planeta.
En esta misma línea, la disminución del consumo de agua también tiene un impacto positivo directo en las comunidades locales, pues gracias a la preservación de los recursos hídricos, se garantiza el acceso al agua potable para que las comunidades puedan vivir dignamente y con el fin de evitar enfermedades que alcancen al ser humano, a los animales o a la agricultura en general.
Mediante un compromiso verdadero y llevando a cabo acciones reales, las empresas pueden y deben ser actores clave para mitigar la amenaza de sequía en la que nos enfrentamos a nivel global.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial del Agua 2024.