Airfal International, con 30 años de historia en el sector de la iluminación, comercializa en 60 países, siendo la exportación superior al 53% de la facturación total. Desde 2012 dispone de una Memoria de Responsabilidad Social en cinco idiomas publicada en la página web, así como en el Global Reporting Initiative.
La buena práctica sobre Ocupación Laboral e Inserción social nació a la vez que Airfal. Por motivos personales, Fernando Ariza, fundador de la empresa, conocía la necesidad de ocupación del colectivo de la discapacidad intelectual ya que el trabajo se considera la mejor terapia para un colectivo que necesita estar ocupado y sentirse útil. Por ello, comenzó a enviar semielaborados para su ensamblaje al Colegio de Educación Especial Vértice. El resultado de esta prueba fue muy positivo y Vértice inauguraba un taller ocupacional como una de las terapias más efectivas, el trabajo, y Airfal montaba sus luminarias de alta rotación a precios competitivos, a la vez que reforzaba su compromiso social. Además de lo social, ambas entidades obtenían unos beneficios económicos y Airfal inauguraba una forma de trabajar e instauraba, sin darse cuenta, una filosofía de empresa vigente todavía y que, además, busca mejorarse día a día.
Tras el éxito de la iniciativa, Airfal amplió a 9 el número Fundaciones que montan luminarias en sus talleres ocupacionales, actividad que genera cientos de puestos indirectos. Con naturalidad, Airfal integró esta actividad en su día a día y la RSC se volvió clave en la estrategia de la empresa.
Con los años, la compañía decidió dar un paso más e instaló un Taller Ocupacional en sus instalaciones donde acuden a trabajar a diario en torno a 8 usuarios de la Fundación Rey Ardid (fundación para la asistencia a personas con problemas mentales) junto con su monitor que trabajan en el montaje de luminarias. La normalización de su situación es una terapia imprescindible y dos de estos usuarios se han incorporado a la plantilla Airfal desde este taller.
En 2016, Airfal inauguró un Enclave Laboral en el que trabajan cinco usuarios de Ceserpi, el CEE de la Fundación Picarral para personas con inteligencia límite, y sus monitores, que pretende también normalizar su situación, capacitarlos para cualquier trabajo e inculcar una disciplina de trabajo que los habilite para el mundo laboral. Un éxito por el que se ha duplicado el número de usuarios en este Centro Especial de Empleo.
Para la compañía es tan importante la práctica de la Responsabilidad Social Corporativa como la divulgación de sus beneficios sociales y económicos para todas las empresas.
Durante todos estos años de RSC en Airfal, el resultado ha sido muy positivo, para la empresa, las entidades colaboradoras y el propio equipo de Airfal. La plantilla, a lo largo de los años, ha aprendido y aplaudido todas las decisiones adoptadas y avaladas siempre por consenso a través de votaciones o reuniones. El indicador que mejor demuestra el orgullo de la plantilla es la escasa rotación del equipo y su permanencia en la empresa. Y, el otro gran indicador es el CASH FLOW SOCIAL, que ha ido aumentando a lo largo de los años.
La experiencia nos ha llevado a darnos cuenta de que siempre se puede hacer algo más, la mejora continua es necesaria y que, cuanto más se hace, mejor funciona la empresa, y la sociedad en general.
Transversalidad
Las fundaciones que trabajan con grupos con discapacidad intelectual demandan trabajo como forma de Terapia Ocupacional porque contribuye a la máxima independencia y a lograr la máxima calidad de vida para esas personas y su familia. Proporciona una capacitación laboral que permite el equilibrio entre el individuo y el puesto de trabajo. Provee a esas personas de una rutina significativa que favorezca su sentido de eficacia y orgullo y con ello su competencia personal y desarrollo, así como frenar posibles deterioros causados por la edad en algunos casos de inactividad. Todo esto contribuye además a un menor gasto social ya que se reducen los fármacos y los ingresos hospitalarios, así como al bienestar de sus familias y allegados.
Esta acción no busca únicamente la ocupación y mejora de las condiciones de vida de las personas con discapacidad, sino que pretende ir un paso más allá, con la integración plena en el mundo laboral de los usuarios.
Muchas empresas podrían sumarse a este modelo productivo y laboral con un poco de formación, algo de método y sobre todo, muchas ganas. Tomando conciencia del bien que supone para la empresa, cómo se ve reflejado en los resultados económicos y, a su vez, darse cuenta de cómo esto beneficia a largo plazo al conjunto de la sociedad.