Por su parte, las razones habitualmente dadas por los estados miembros de la Unión Europea para poner en marcha estrategias de fomento de la calidad asistencial tienen que ver con la seguridad de pacientes y profesionales, la existencia de niveles inaceptables de variabilidad en la práctica clínica o en los resultados en salud, el uso inadecuado de las tecnologías sanitarias, el derroche que supone la mala calidad, la insatisfacción de usuarios, el acceso inequitativo a los servicios de salud, y los tiempos de espera excesivos.(…)
Por tanto, en la actualidad se promueve una cultura de la calidad asistencial que: a) forma parte de las prioridades estratégicas de todos los niveles del sistema de Salud; b) integra diferentes aproximaciones en un proceso de mejora continuada; c) sitúa a los pacientes y a sus valores en el centro del sistema; y d) insiste en medir, comparar, comunicar e incentivar las buenas prácticas.
Para construir y sostener esa cultura el mejor escenario posible son alianzas duraderas.
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