Durante los últimos siete años, los Objetivos de Desarrollo Sostenible han sido la llave para vertebrar un crecimiento sostenible y esperanzador; poniendo a disposición de las empresas una guía para identificar su aportación social y, en consecuencia, fortalecer su reputación y relación con los diferentes grupos de interés.
CEIM siempre tuvo clara esta premisa, convirtiéndose en 2020 en la primera Confederación Empresarial en poner en marcha un Observatorio especializado en la formación y el asesoramiento acerca de las ventajas de implementar medidas empresariales orientadas a la consecución de los ODS.
Durante este tiempo, desde el Observatorio hemos apoyado esta misión, que responde también a la de CEIM: apoyar al tejido empresarial para que sea más competitivo, y en concreto, incentivarlo a que lo sea a través de su alineamiento con la Agenda 2030.
Tras realizar un diagnóstico del grado de desarrollo de los ODS en la empresa madrileña y presentar el pasado año el primer estudio al respecto, estamos inmersos en el diseño de un plan estratégico que sea de utilidad para la puesta en marcha y difusión de buenas prácticas en las empresas de la región. Un modelo que, sin duda, servirá de inspiración para que otras organizaciones territoriales pongan en marcha iniciativas similares.
Estos siete años han planteado también múltiples retos, pero la empresa madrileña ha sabido estar a la altura de las circunstancias. No olvidemos que el episodio de la Covid-19 amenazó con interponerse en la hoja de ruta de la Agenda 2030; sin embargo, las compañías madrileñas dieron una lección de rigor, amplitud de miras y buen hacer y, lejos de relegar los ODS a un segundo plano, los convirtieron en un mapa para no perder de vista sus prioridades y salir fortalecidas de esta crisis.
Como muestra un botón: según el citado estudio, el 72% de las compañías realiza acciones que contribuyen directamente a dar respuesta a los ODS y el 18% lleva a cabo actuaciones relacionadas indirectamente con los mismos. Destacar el trabajo que desde el Observatorio se está realizando con las pymes, debido a su gran peso en la estructura productiva madrileña, observándose que el 83% de ellas ya está familiarizada con los ODS y que el 89% los integra en su estrategia de negocio. Son buenas cifras pero no nos conformarnos: nuestra ambición está puesta en el 100%.
Para ello, la implicación de las empresas de menor tamaño resulta, sin lugar a dudas, fundamental. Creo que el secreto para llegar al año 2030 con los deberes hechos exige articular un consenso social que empieza en lo más pequeño (de hecho, en el propio ciudadano).
Solo rodeándonos de personas que contribuyen activamente a estos retos globales, desde sus propias casas, podremos construir proyectos empresariales sólidamente alineados con los ODS y, por tanto, sostenibles en el tiempo. En esta línea, según un reciente estudio de la Fundación Adecco, el 70% de la ciudadanía se considera muy responsable a la hora de reaccionar ante los desafíos que plantea el contexto social, un porcentaje elevado, pero aún insuficiente y que hemos de seguir potenciando.
El panorama futuro arroja grandes dosis de incertidumbre, pero me quedo con las certezas: el compromiso de las empresas madrileñas es creciente y hay predisposición para seguir dando pasos hacia adelante. Ahora el reto está en traducir esta voluntad en acciones de alto impacto, y en ello seguiremos trabajando encarecidamente desde el Observatorio ODS de CEIM, siempre con la Agenda 2030 como aliada para un futuro más inclusivo, justo, ecológico y resiliente.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: 7º aniversario de los ODS, junto a T-Systems y Villafañe&Asociados