Alrededor de 20 millones de niñas se mudan, migran o son desplazadas a las ciudades cada año. Y aunque existen más oportunidades de desarrollo para las niñas en las ciudades, también hay un mayor riesgo de abusos, violencia y explotación.
Por un lado, las niñas que viven en zonas urbanas tienen más posibilidades de acceso a la educación, están menos expuestas a casarse a una edad temprana y tienen más probabilidades de participar en política. Sin embargo, se enfrentan a mayores índices de acoso sexual, explotación laboral e inseguridad cuando se mueven en el entorno urbano.
Comentarios sexuales no deseados, manoseos, insultos, insinuaciones, violaciones, feminicidio…las mujeres y las niñas son y temen ser objeto de distintas formas de violencia sexual en el espacio público a diario. Ocurre en la calle, en el transporte público, en la escuela y el lugar de trabajo, en el parque, en las instalaciones de saneamiento público y en los puntos de distribución de agua y alimentos.
Las niñas rara vez se sienten seguras en las ciudades: en Kampala el 45% de las niñas han denunciado abusos en el transporte público y en Delhi el 96% de las adolescentes no se sienten seguras cuando caminan en la ciudad, según estudios de Plan International. Además, las niñas a menudo se quedan fuera de los procesos de toma de decisiones que afectan a su seguridad.
Estamos ante un momento clave para transformar las ciudades y construir espacios urbanos más seguros e inclusivos. La nueva Agenda Urbana adoptada recientemente por los estados miembro de Naciones Unidas en Quito (Ecuador), en la tercera Conferencia sobre Desarrollo Urbano Sostenible (HABITAT III), incluye disposiciones sobre la seguridad de las niñas en las ciudades, su acceso al espacio público y su libertad de movimiento. También tiene en cuenta la participación activa de las niñas en procesos de toma de decisiones que tienen impacto sobre sus vidas.
Es inaceptable que en 2016, tres años después de los ataques en grupo a una mujer en un bus en Nueva Delhi, la violencia sexual hacia las niñas y las mujeres en las ciudades siga ocupando titulares en todo el mundo. La adopción de la nueva Agenda Urbana es un gran avance, ya que reconoce a las niñas como un grupo único que necesita protección. Si los gobiernos y las autoridades locales de todo el mundo la implementan correctamente, tiene el potencial de transformar las vidas de millones de niñas y adolescentes.
EL PROGRAMA CIUDADES SEGURAS
Plan International trabaja con las niñas para conseguir ciudades más seguras. El programa Ciudades Seguras, que se desarrolla en Lima (Perú), El Cairo (Egipto), Kampala (Uganda), Nueva Delhi (India) y Hanoi (Vietnam) en alianza con ONU-HABITAT y Women in Cities International, tiene el objetivo de que las niñas y adolescentes sean motor de cambio de sus ciudades para transformarlas en lugares de inclusión, tolerancia y oportunidades.
Diana, que tiene 16 años, fue abusada sexualmente a los 10 años por un desconocido. Ahora participa en un grupo del programa Ciudades Seguras en Kampala. “Recuperé la esperanza en el futuro cuando me convertí en la líder del grupo de mi comunidad. Participé en muchos talleres y formaciones, de comunicación efectiva, resolución de conflictos, caminos seguros o mapas de poder. Me ayudó a olvidar lo que me había pasado. Ahora estoy informada y empoderada y, lo mejor de todo, estoy en el colegio y ayudo a otras niñas a prevenir y superar abusos”, cuenta.
Ciudades Seguras trabaja para influir en los gobiernos y los legisladores para que los servicios públicos (transporte, educación, policía) y las leyes sean más inclusivos y seguros para las niñas, concienciar a las familias y las comunidades para promover un entorno que proteja y valore a las niñas y para animar a las adolescentes a ser agentes activos de cambio reforzando sus capacidades y creando oportunidades para su participación. En el marco del programa Ciudades Seguras de Por Ser Niña se han creado clubs de niñas en India y Uganda en los que participan más de 1.000 niñas.
“En Nueva Delhi hay muchas zonas que no son seguras. En mi barrio hay pocas farolas, muchos baños públicos están en malas condiciones y en el instituto los chicos nos intimidaban en el cambio de clase. Nos hemos reunido con la policía y el gobierno local y hemos conseguido más farolas y mayor presencia policial frente a la escuela en las horas de entrada y salida”, cuenta Shatabdi, de 17 años, que participa en el programa en India.
El miedo y la violencia disminuyen los derechos y las oportunidades de niñas y mujeres. Es necesario reforzar el compromiso global de garantizar la seguridad y la inclusión de las niñas en las ciudades para el cumplimiento íntegro de sus derechos fundamentales.