Está claro que la primera Responsabilidad Social del medio y del profesional debe ser su compromiso ético. Es decir, rigor en la elaboración y calidad del producto informativo con el fin de responder a la confianza que deposita en ellos el público. Pero, la excelencia informativa es una asignatura pendiente en la actualidad en el ámbito mediático. Se han reducido los beneficios o se ha entrado en pérdidas y el empresario de la información no ha reaccionado con altas miras. Se ha limitado a adelgazar la plantilla sin reordenar el negocio. La reducción de personal ha mermado la calidad.
Menos corresponsales, menos noticias diferenciadas, más labor de corta y pega del material de agencia, de Internet o los comunicados que llegan a la redacción y se publican o emiten sin verificar ni contrastar con otras fuentes. Un periodismo, en fin, Low Cost, de bajo coste, que propician muchas empresas.
En nuestro descargo, también explico que los periodistas nos hallamos asediados por el paro y la precariedad. La pérdida de empleo en nuestro mundo de la comunicación afecta a más de 4.000 personas desde que comenzó la crisis. Y el mercado difícilmente puede asumir los, aproximadamente, 2.800 licenciados o graduados en títulos de Comunicación.
A pesar de este panorama, la RSE en los medios existe, pero debería ser superior, debería potenciarse. Y en estos momentos de crisis con más motivo.