Hace tan solo unos años, y como respuesta a un entorno en el que Internet y los avances de la nueva sociedad digital forman parte ya intrínseca de la vida de todos, el Comité de los Derechos del Niño de la ONU actualizó la Convención sobre los Derechos del Niño para dejar constancia de que sus derechos debían ser respetados, protegidos y garantizados, también en el entorno digital.
Esto es hoy (o debería ser) una obviedad. Como también que el acceso efectivo a las tecnologías digitales puede facilitar el ejercicio de los derechos —civiles, políticos, culturales, económicos y sociales— de los niños y niñas; pero al mismo tiempo, la falta de inclusión digital puede agravar las desigualdades ya existentes y generar otras nuevas, especialmente en los hogares y contextos más vulnerables y en las zonas rurales.
Sin embargo, la realidad es otra y las cifras siguen siendo un reto. Así, según un informe conjunto de UNICEF y la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), aproximadamente 1.300 millones de niños y niñas en edad escolar (de entre 3 y 17 años) no tienen acceso a Internet en sus hogares (lo que representa alrededor de dos tercios de los niños en edad escolar en todo el mundo); y también se calcula que la mitad de las escuelas del mundo permanecen desconectadas. Datos que deben ser objeto de reflexión y acción por parte de todos, ya que sin acceso a Internet, los niños pierden la oportunidad de aprender y prosperar en un mundo cada vez más digital.
En la actualidad, con tecnología y cotidianeidad como escenarios intrínsecamente relacionados, surge un nuevo desafío: proteger a los más jóvenes de los riesgos asociados al mal uso de las pantallas, las redes sociales o Internet. Sexting, ciberacoso, grooming, adicción a las redes sociales… son, lamentablemente, fenómenos que empiezan a resultarnos familiares y que hemos de evitar para que los más jóvenes, los mal llamados “nativos digitales”, tengan una relación saludable y provechosa con la tecnología.
Esta es una circunstancia a la que nadie —ni administraciones, ni educadores, ni familias, ni el sector tecnológico— puede permanecer ajeno. E igual de importante es recordar que nadie puede afrontar esta labor de forma separada.
En tal contexto, es más necesario que nunca hacer nuestro el ODS 17 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, relativo a las alianzas entre diferentes actores para conseguir los objetivos. El cumplimiento de la Agenda 2030 exige la implicación de todos los países, pero también la colaboración entre gobiernos, sector privado y sociedad civil para conseguir un mundo digital más inclusivo para todos, y especialmente para los niños, niñas y adolescentes. Solo navegando juntos y con un rumbo claro podremos garantizar un futuro digital mejor para las nuevas generaciones, y que la tecnología sea de verdad un elemento de desarrollo y crecimiento, y no una barrera más a superar.
Un ejemplo reciente de alianza para el progreso es, precisamente, la que estamos desarrollando entre MasOrange y UNICEF España, con el fin de garantizar la protección, educación y participación segura de los más jóvenes en el nuevo ecosistema digital.
Para MasOrange, la protección de la infancia y la adolescencia en el uso de la tecnología es parte fundamental de nuestra estrategia como empresa que quiere tener un impacto positivo en la sociedad y el mundo en el que desarrolla su actividad. Esta colaboración, la primera en nuestro país entre una empresa de telecomunicaciones y UNICEF España, se alinea perfectamente con dicho fin, ya que persigue crear un entorno digital seguro y responsable para la infancia y adolescencia, así como promover la conectividad inclusiva a nivel internacional.
En virtud de esta alianza, MasOrange asume compromisos tales como:
- Reconocer a la infancia y adolescencia como grupo de interés, asegurando que sus derechos sean considerados en las decisiones empresariales.
- Evaluar el impacto de los productos y servicios de la empresa en el desarrollo y bienestar de la infancia.
- Promover la importancia de una conectividad segura.
- Trabajar con instituciones y sociedad civil para asegurar que las leyes protejan los derechos de la infancia y adolescencia en el entorno digital.
La alianza contempla, asimismo, el apoyo de MasOrange a Giga, iniciativa internacional de UNICEF y UIT que busca conectar todas las escuelas del mundo a Internet para 2030, mejorando el acceso a la educación y a nuevas oportunidades para los estudiantes.
Colaboraciones como esta de MasOrange y UNICEF España, que esperamos nos reporte muchas satisfacciones en el futuro, son esenciales para abordar la brecha digital y garantizar que todos los niños, niñas y adolescentes tengan acceso a un entorno digital seguro y enriquecedor. Estas alianzas no solo nos ayudarán a cumplir con los deseados ODS, sino también a crear un futuro mejor y más equitativo para las nuevas generaciones.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: Día de los Hermanos