Los cambios son un elemento intrínseco de nuestra sociedad. El paso de las décadas ha traído consigo numerosos avances que nos han servido para mejorar, tanto en el ámbito social como en el económico. En nuestra historia más reciente, además, la digitalización y el avance tecnológico están impulsando esta transición a un ritmo frenético. Sin embargo, todo cambio implica, indisociablemente, nuevos retos.
En un contexto actual que evoluciona a pasos agigantados, la emergencia climática se consolida como uno de los desafíos más importantes que afronta nuestra sociedad. Un reto en el que la industria química juega un papel fundamental en tanto que tractor de la economía española.
Según datos de FEIQUE, la Federación Empresarial de la Industria Química Española, las más de 3.000 empresas de este sector en el país llegan a generar el 5,4% del PIB y suman una cifra de negocio de 77.341 millones de euros. Asimismo, la industria química es la segunda que más exporta al exterior, solo por detrás de la automoción.
Todo ello, mediante una apuesta constante por trabajar para encontrar nuevas maneras de hacer que las cosas sean más eficiente y sostenibles. En este sentido, en 2021 se destinaron más de 1.721 millones de euros a I+D+i, lo que supone una cuarta parte del total de la inversión privada en nuestro país en esta área.
Por su peso económico y social, la industria química continuará siendo protagonista en la construcción de un futuro sostenible. Conscientes de esta importante responsabilidad, en Covestro apostamos por cerrar el círculo de nuestra actividad y una medida concreta para hacerlo posible es la neutralidad climática.
Ya en 2021, redujimos las emisiones específicas de gases de efecto invernadero por tonelada de producto fabricado en un 54% en comparación con 2005. Ahora, damos un paso más allá con el ambicioso objetivo de ser climáticamente neutros y generar cero emisiones netas en 2035 en los alcances 1 -las emisiones que proceden de nuestra propia producción- y 2 -las generadas por fuentes externas de energía-.
La meta final de este camino es convertir en circulares todas nuestras operaciones y procesos y, para ello, debemos transformar nuestros procesos de producción y los materiales que generamos en base a este principio. En la actualidad, ya hemos ampliado nuestra cartera de productos climáticamente neutros. Recientemente, hemos presentado un MDI climáticamente neutro.
El MDI o diisocianato de metileno es un precursor químico para generar espumas de poliuretano ampliamente utilizado en aislamiento térmico y en espumas flexibles de automóviles. Esta nueva tipología de MDI es climáticamente neutra en toda su producción, gracias al uso de fuentes alternativas, debidamente certificadas, procedentes de residuos orgánicos y otros materiales residuales.
Otro ejemplo pionero de productos sostenibles es el primer policarbonato climáticamente neutro de Covestro, fabricado con materias primas procedentes de residuos orgánicos de balance de masas y materiales residuales, así como con energía renovable. Su uso en cargadores de vehículos eléctricos podría permitir un ahorro de hasta 450 kilotones de CO2 para 2030.
Sin duda, el sector químico es clave para afrontar los retos climáticos, pero no es menos certero que esta visión es transversal y debe involucrar a todo el tejido empresarial. En este sentido, conseguir una emisión neutra de gases de efecto invernadero, usar energía de origen renovable, o configurar productos climáticamente neutros son solo algunos de los objetivos que las compañías pueden incorporar en sus hojas de ruta para materializar resultados que resulten en beneficios globales para todos.
En definitiva, solo trabajando de manera conjunta desde los diferentes ámbitos del tejido industrial podremos ser garantes de la transformación sostenible de las compañías, e impulsar las herramientas necesarias para impulsar un cambio real, efectivo y con garantías que permita construir un mejor futuro para todos.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Día del Medio Ambiente