El pensamiento creativo se ha consolidado como una de las competencias laborales más reconocidas por las empresas en la actualidad, según reveló hace unos meses un informe del Foro Económico Mundial. Si bien las capacidades analíticas, como la ingeniería de datos y el análisis de big data, han sido prioritarias estos últimos años, afirmaciones como la anterior reflejan cómo el enfoque hacia las capacidades creativas está experimentando un gran resurgimiento.
Según un estudio de Deloitte, el 89% de los expertos consultados consideran que la creatividad es una característica transversal en las organizaciones, esencial para su crecimiento y diferenciación. Esto se debe a que los perfiles creativos e innovadores son clave para brindar soluciones nuevas, interpretar situaciones imprevistas, tomar decisiones ágiles e identificar nuevas maneras de actuar de manera eficaz en el marco de un entorno empresarial cada vez más incierto y dinámico.
En este sentido, es evidente que la creatividad y la innovación se han convertido en una de las principales palancas de crecimiento y diferenciación del siglo XXI. No obstante, en Henkel siempre han sido la base de nuestro ADN, aspecto que hemos procurado cuidar y potenciar durante más de 140 años de historia. Nuestro propósito corporativo es ser “pioneers at heart for the good of generations” (pioneros para el bien de las generaciones”.
Como resultado de ello, la innovación no está limitada a un departamento en concreto, sino que es una actitud que cultivamos en todas las áreas de la compañía. Además, casi 3.000 personas de nuestra plantilla a nivel mundial trabajan en I+D, lo que representa un 5% del total de empleados. No solo eso, sino que cada año reinvertimos un 3% de las ventas de la compañía en proyectos de innovación, hecho que nos ha logrado posicionar como líderes del mercado y actores significativos para el avance social desde hace muchos años.
Ejemplos de esto se pueden ver reflejados en acciones como la invención de Henkel del primer lápiz adhesivo del mundo en 1969, inspirándose en el mecanismo de un pintalabios. Además, los ingredientes para su fabricación han ido evolucionando hasta conseguir una fórmula mejorada con un 97% de ingredientes naturales (incluyendo agua), lo que lo convierte en la opción más segura del mercado para los niños, y su envase está elaborado con un 65% de plásticos reciclados postindustriales. Más allá, también produjimos el primer champú en polvo y la primera laca en Europa bajo Schwarzkopf, o trajimos al mercado español el primer gel multifunción con Somat Gel Todo en 1.
Asimismo, entendemos la innovación como un motor esencial que nos permite ser más sostenibles. Por ello, luchamos para encontrar nuevas formas de crecimiento y mejora en la calidad de vida sin tener que consumir más recursos. Queremos mejorar nuestros productos y soluciones a través de innovaciones y pensamiento inteligente, para crear más valor y reducir la huella ecológica.
Un ejemplo de éxito en afrontar los retos mundiales sobre sostenibilidad desde una perspectiva innovadora y creativa es, sin lugar a duda, la planta de producción de Montornés. Se trata una de las fábricas que lidera el camino de la compañía como ejemplo de sostenibilidad, ya que en junio se convirtió en una planta de producción neutra en carbono con la instalación de 18.600 m2 de paneles solares, lo que permitió que el 100% de la energía utilizada por la fábrica proceda de fuentes renovables.
En definitiva, creemos que la creatividad y la innovación son los pilares que nos permiten afrontar los desafíos del futuro. Estos valores actúan como cimientos indispensables para el progreso social y el avance a la modernidad, hechos que nos permiten mejorar la calidad de vida de las personas y descubrir nuevas formas de experimentar los retos de nuestra realidad.
Esta tribuna forma parte del Dosier: Día Mundial de la Creatividad y la Innovación Sostenible.