En la Sociedad de hoy en día cada uno de nosotros tenemos el deber ético de ayudar a aquellos que más lo necesitan y/o de contribuir a la restauración del medioambiente degradado por el uso humano.
Una de las formas más directas y tangibles de hacerlo es a través del voluntariado tanto en su vertiente social como ambiental. Este compromiso moral con la sociedad lleva integrado en algunas culturas desde hace mucho tiempo, pues son claros sus beneficios. Por ejemplo, en la sociedad anglosajona, a los niños se les inculca desde edades tempranas su responsabilidad para con el desarrollo de su comunidad, y se considera obligatorio la realización de este tipo de actividades como parte del grado universitario.
Y las organizaciones no deben ser distintas, ya que la capacidad de impactar positivamente es mucho mayor que la que tenemos cada uno de nosotros individualmente. Asimismo, las organizaciones tienen el deber y obligación de devolver parte de lo que utilizan para desempeñar sus actividades normales. De este modo, el voluntariado corporativo supone una excelente herramienta para este fin, pues crea valor tanto para la sociedad como para sus empleados.
Para estos últimos, está demostrado que el voluntariado contribuye positivamente a mejorar su empatía, inteligencia emocional, sociabilidad y satisfacción personal. También contribuye a reducir el estrés, gestionar mejor el cambio y fortalecer las relaciones laborales, así como el compromiso con la empresa. Pero incluso va más allá. En ocasiones, algunos trabajadores que participan por primera vez en una actividad de voluntariado, terminan involucrándose de manera activa en su vida personal. Es por esto que las empresas, a través de sus programas de voluntariado, tienen un papel esencial para mostrarles los beneficios que les puede aportar el realizar este tipo de actividades y para sembrar la semilla de un cambio que muchas veces no solo es profesional sino también personal.
Además, es importante que estos programas de voluntariado no se basen en iniciativas puntuales, sino que formen parte de una estrategia más amplia, y que estén alineados con la propia actividad corporativa y la forma en la que la empresa crea valor. La aportación de valor de una compañía a la sociedad es esencial y lo será todavía más en un futuro cercano. A día de hoy, ya más del 50% de la población tiene menos de 30 años. De acuerdo al Global Shapers Survey 2017, elaborado por el World Economic Forum, estas nuevas generaciones consideran como opción principal el impacto positivo que las compañías crean en la sociedad en su toma de decisiones como consumidores, inversores o empleados por cuenta ajena.
En SGS estamos comprometidos con nuestra creación de valor para todos nuestros grupos de interés. Nuestro convencimiento de que el voluntariado es una excelente fórmula para ello nos ha llevado a dedicar uno de los cuatro pilares de nuestra estrategia de sostenibilidad al apoyo a la comunidad en un sentido amplio y tenemos un objetivo específico centrado en el voluntariado en nuestras ‘Sustainability Ambitions 2020’. En 2017, 3.714 empleados han participado en más de 300 proyectos.
Estos proyectos se realizan habitualmente en colaboración con organizaciones del tercer sector y se eligen alineándolos con la estrategia de sostenibilidad de la empresa y los Objetivos del Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas más relevantes para cada región. De esta forma, el voluntariado nos permite generar un impacto positivo para las comunidades en las que desarrollamos nuestra actividad y para nuestros empleados, dentro de un marco mucho más amplio: nuestro compromiso con la sostenibilidad en nuestras operaciones directas, nuestra cadena de suministro y los servicios que ofrecemos.