En los últimos años Naciones Unidas, a través de su Programa para el Desarrollo (PNUD) y la red de Universidades por la Responsabilidad Social Empresarial (REDUNIRSE), ha desplegado un esfuerzo creciente acerca del rol de la Responsabilidad Social como factor clave e insoslayable para la sustentabilidad de la sociedad humana. Un pilar de este accionar ha sido el Programa Iberoamericano de Formación de Formadores en Responsabilidad Social Empresarial (PIFFRSE).
En 2012 el organismo seleccionó un grupo de 44 expertos de Iberoamérica, de 11 países, y desarrolló a fines de marzo un Taller especializado en Ciudad de Panamá. La dinámica alcanzada por este Panel de expertos tuvo como resultado la ratificación, orientación y compromiso con la Responsabilidad Social para Iberoamérica. Prueba material de esta renovación es la Declaración de Panamá Sobre Responsabilidad Social, la que fue suscrita por cincuenta signatarios presentes en la reunión. La “Declaración de Panamá Sobre Responsabilidad Social”, entonces, se convierte en un documento rector del organismo y en una verdadera carta de navegación para Iberoamérica en la materia.
La RS como nuevo modelo socio-económico Post-Crisis
El modelo capitalista y neoliberal ha mostrado su cara más destructiva en la crisis mundial desatada en Islandia y Estados Unidos en 2008, extendiéndose como la pólvora por el resto del planeta con efectos devastadores, en unas zonas con mayor virulencia que en otras. Sin embargo, de cara al objeto de este documento, sí es importante destacar que uno de los principales efectos que ha tenido la Crisis de 2008 ha sido la manifestación del poder destructor de la especulación económica a partes del mundo que nunca se habían enfrentado cara a cara con esta realidad y que, por desgracia, muchos países en el mundo llevaban sufriendo desde su misma existencia. La perniciosidad del sistema se mostraba sin tapujos a toda la población, especialmente a una clase media desconocedora, en muchos casos, de la realidad con la que se encontraban familiarizadas otras regiones, especialmente latinoamericana y africana, relacionada con la distribución desigual e injusta de la riqueza.
Fruto de esa confrontación “face to face”, se han desarrollando y/o se han dimensionado distintas teorías sobre la necesidad de un modelo regulador de la economía, de la aplicación de criterios éticos que garanticen el bienestar de la mayoría, o la toma de conciencia de la “finitud” del Planeta Tierra y la indefectible necesidad de proponer modelos sustentables. La RS no es una “moda”, como algunos se aventuraron en tildar. Debe convertirse en la base del nuevo modelo post-crisis que eviten nuevas situaciones de esta naturaleza y permitan alcanzar objetivos como los propuestos por la Declaración de Panamá: Incrementar y contribuir con urgencia al desarrollo humano sustentable; la reducción de asimetrías y carencias reinantes; el fortalecimiento de la gobernabilidad democrática; o la búsqueda de un futuro de mayor prosperidad.
La RS como ejercicio armonioso de integración de todos los sectores
Los Objetivos que la Declaración de Panamá propone no son alcanzables con una concepción de la Responsabilidad Social estrecha o limitada, es decir, centrada en la Responsabilidad Empresarial. Hay que tener en cuenta que modelos asincrónicos de desarrollo demuestran problemas de equilibrio y efectividad a medio o largo plazo y para alcanzar esos Objetivos descritos, es necesario un compromiso armonioso de todos los sectores en torno a conductas socialmente responsables. Sean entidades sin ánimo de lucro,representen nobles principios de defensa de los trabajadores o de cualquier otro colectivo, o por su naturaleza se les presupongan la búsqueda del “bien público”. Todas ellas deben aplicar criterios éticos y sustentables en sus operaciones y en sus principios rectores.
Desdotar a la Responsabilidad Social de “apellidos”, en clara referencia a la “E” de Empresarial, fue uno de los aportes que la Unión Europea realizó en el Congreso Europeo sobre Responsabilidad Social, celebrado en Palma de Mallorca (España) el 25 y 26 de marzo de 2010, con motivo de la Presidencia Europea de España, filosofía que abraza la Declaración de Panamá tras un proceso de reflexión y análisis teóricopráctico sobre la realidad regional Iberoamericana al respecto. Por tanto, ya no estamos ante un ejercicio polarizado entre cumplidores y observadores del cumplimiento, sino que todas las partes están avocadas a un ejercicio armonioso de integración entre ello, únicamente así se alcanzarán tan nobles desafíos como los que marca la Declaración de Panamá (2012).
La RS como cultura mundial
El modelo, más que nunca, requiere de un ejercicio de re-equilibrado en el que todos tenemos nuestra parte alícuota de responsabilidad y la RS lanza un llamamiento a dicho ejercicio. Es por eso que entendamos que la RS conlleva un proceso profundo de cambio cultural que exigirá tiempo y un proceso de adaptación, pero que resultará inevitable. Tal y como afirma J. Boyett, antes de cualquier proceso de cambio cultural, los protagonistas del cambionecesitan sufrir un “susto mortal”, real o figurado, que los mueva hacia dicho proceso de cambio. Para muchos, la crisis mundial de 2008 representó ese efecto impacto que ayudó a que muchas más instituciones se permitieran abrir los ojos y tomar consciencia de tal necesidad.
Precisamente desde esa perspectiva de Cambio Cultural se pueden entender los Compromisos que la Declaración de Panamá propugna. De ahí que se hable del cultivo de la Responsabilidad Social, de la Investigación en la materia, de modelos educativos y de enseñanza, de comunicación positiva o de la aplicación creciente de la disciplina en el orden social. Todas ellas acciones que persiguen y conllevan un profundo proceso de transformación social.
Para todo ello contaremos con un poder reacio a dicho cambio, que no es otro que el establishment, el sector privado oligarca de grandes dimensiones; pero igualmente podremos contar con un sector público cada vez más concienciado con su papel regulatorio e intervencionista en los mercados. Junto a ellos, un sector privado micro y pequeño, “víctima” por una parte de las desigualdades comerciales existentes por tamaño con las grandes; y por otra, de las críticas dirigidas al sector privado irresponsable, como si todas las conductas socialmente reprobables fueran cometidas, en igual dimensión e impacto, por las grandes corporaciones transnacionales poseedoras del capital que por un microempresario local, también mal llamado “empresario”. Del juego de poderes y del equilibrio en la balanza que logren estas fuerzas, así se alcanzará en mayor o menor medida ese proceso de transformación profunda que representa el Cambio Cultural.
La RS como Sistema de Equilibrio
Ese tan ansiado Equilibrio al que hacemos referencia es al que la Declaración de Panamá entiende que puede aportar la Responsabilidad Social, un modelo en el que todos estos esfuerzos deben ser “en plena armonía con nuestros pueblos y el ambiente”, no existe otra manera de afrontarlo de manera exitosa. Esfuerzos encaminados hacia la inclusión de todos los ciudadanos y hacia el compromiso del ser humano con el cuidado y reposición de los recursos empleados en la actividad económica, como cita textualmente la Declaración.
Para ello, la RS debe ser vivida como integración virtuosa de todas las áreas de conocimiento, en un ejercicio de coresponsabilidad con la re-educación de las próximas generaciones. Reeducación en la que las instituciones universitarias han de jugar un papel determinante no sólo en la propugnación de los nuevos prismas desde donde se ha de mirar la Responsabilidad Social, sino igualmente desde sujeto comprometido y responsable de políticas y acciones de RS. De hecho, varios son los años ya que han transcurrido desde el acuñamiento del concepto “Responsabilidad Social Universitaria”. Además de todo ello, si estamos promulgando la necesidad de un auténtico cambio cultural en las próximas generaciones, los niveles de coherencia de la Institución con sus postulados estarán sometidos a testeo, especialmente por parte de aquellos que, enarbolando los valores de la juventud, quieran encontrar en sus mentores la capacidad de convicción de quien vive lo mismo que postula.Para ello, las mismas universidades van a tener que apostar por procesos de innovación docente y reciclado de profesorado, aunque de forma muy sutil, ya ha comenzado.
La Red de Universidades por la Responsabilidad Social REDUNIRSE es una muestra de ello, un vehículo o herramienta que Naciones Unidas ha puesto al servicio de este objetivo y que pretende generar una construcción ideológico-pragmática compartida que permita hablar de un modelo Latinoamericano de Responsabilidad Social que, más allá de hacerse fuerte por la participación de un mayor número de investigadores y docentes, establezcan mismos estándares de exigencia en todos los países de la Región que impidan casos de “modelos de doble velocidad” de empresas transnacionales con intereses económicos en la zona, garantes y quebrantes al mismo de principios éticos, según el país en el que se encuentren.
Dicho alineamiento de “ley de mínimos” entre países redundará positivamente en la economía regional impidiendo, entre otros fenómenos, casos de competencia desleal producto de procesos de deslocalización de actividades productivas, en busca de mejores entornos para seguir desarrollando una actividad empresarial desequilibrada y por tanto, en ningún caso sustentable