La salud mental ha cobrado una importancia cada vez mayor en todos los ámbitos de la vida, incluido el entorno laboral, siendo en este contexto una de las principales causas actuales de absentismo y baja laboral, aportando un indicador de organizaciones con éxito y consecución de objetivos frente a organizaciones mediocres y con grandes dificultades para mantener un nivel de talento adecuado.
El cuidado de las personas en las organizaciones y promover entornos saludables es, además de un derecho fundamental, un factor clave para generar eficacia y eficiencia en la organización y la mejor manera de fidelizar el talento.
Según el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, en 2023 se batió récord en España de bajas laborales relacionadas con “trastornos mentales y de comportamiento”, alcanzando casi las 600.000, un 15,8 % más que en 2022.
Estas cifras muestran la necesidad de priorizar en las empresas políticas urgentes que ayuden a identificar y abordar los problemas de salud mental, con el objetivo de garantizar espacios saludables y seguros, ejerciendo la prevención de situaciones de desigualdad y discriminación, cargas de trabajo excesivas o inseguridad laboral.
Actualmente, existen todavía muchas organizaciones que no cuentan con políticas específicas para detectar, prevenir y abordar la salud mental de sus empleados, por ello hoy, que celebramos el Día Mundial de la Salud Mental, es un buen momento para repasar las causas, el impacto y las soluciones para gestionarlas.
Causas del problema y su impacto en las personas y en la empresa
Las causas que dan lugar a problemas de salud mental suelen estar vinculadas tanto a factores personales como de la propia organización. No suele ser un único factor el desencadenante, sino el cúmulo de varios de ellos. Algunas de las causas más comunes están relacionadas con el estrés laboral y organizacional y las dificultades para la conciliación, un ambiente laboral tóxico, falta de autonomía, la inseguridad laboral, sobrecarga de trabajo, falta de reconocimiento, una mala comunicación, falta de oportunidades y la incomodidad física en el espacio de trabajo.
El estrés laboral y organizacional es una de las principales causas de problemas de salud mental, siendo el desencadenante más común, escenarios en los que las demandas laborales exceden la capacidad de los empleados para manejarlas. Factores como la sobrecarga de trabajo, la presión constante para cumplir con plazos ajustados, ineficiencias en diferentes puntos de la organización y expectativas poco realistas generan un ambiente de tensión permanente que puede conducir a una situación de estrés laboral y organizacional.
La falta de un equilibrio entre el trabajo y la vida personal es otra causa clave. La cultura de la “disponibilidad total”, donde los empleados sienten que deben estar conectados fuera del horario laboral, contribuye a un deterioro de la salud mental y de la eficiencia personal.
Los contextos con un clima laboral negativo o tóxico también serán fuente significativa de malestar emocional. Este ambiente incluye prácticas como el acoso laboral, la falta de apoyo entre compañeros o de parte de los superiores, el favoritismo o la existencia de conflictos sin resolver.
Además, la falta de autonomía sobre el trabajo o la toma de decisiones puede generar frustración y estrés en los empleados. Cuando las personas sienten que no tienen suficiente autonomía para gestionar sus tareas o influir en sus condiciones laborales, es común que experimenten una sensación de impotencia y baja moral, derivando en desmotivación, sensación de baja utilidad y altos niveles de ansiedad.
Por otro lado, la inseguridad laboral —ya sea por riesgo de despido, reorganizaciones o crisis económicas— es, de igual manera, una fuente importante de ansiedad y estrés. También las jornadas laborales excesivas y la sobrecarga de tareas contribuyen al agotamiento físico y emocional.
Por otro lado, la falta de reconocimiento es una causa común de desmotivación, apatía y baja autoestima. Asimismo, la mala comunicación en el trabajo, junto con un liderazgo ineficaz, crea incertidumbre, confusión y frustración. Los empleados que no ven oportunidades de crecimiento en sus roles actuales también pueden sentirse estancados y desmotivados.
Por último, las condiciones físicas del entorno de trabajo, como la falta de ergonomía, el ruido excesivo, la mala iluminación o la falta de ventilación adecuada, influyen en la salud física y mental.
Soluciones: la necesidad de implementar políticas de apoyo
La creación de políticas que prioricen la salud mental es una necesidad urgente en el entorno corporativo actual. El bienestar de los empleados es un factor clave para la sostenibilidad y el éxito a largo plazo de cualquier organización.
Implementar programas de liderazgo y capacitación específicos para abordar la salud mental dentro de las organizaciones serán una solución eficaz para mitigar los efectos negativos de una mala salud mental en el trabajo. Estos programas deberán enfocarse tanto en la mejora de habilidades técnicas o directivas, como en el desarrollo de competencias en inteligencia emocional, gestión de personas y en promover una política de bienestar.
Por otro lado, los programas de gestión del estrés y resiliencia, enfocados a los empleados y a los líderes serán eficaces para incorporar herramientas en el manejo saludable de la presión laboral, en afrontar desafíos y para una gestión sana de las situaciones difíciles. También la promoción de una cultura de liderazgo inclusivo fomentará la confianza y el sentido de pertenencia entre los empleados, disminuyendo los sentimientos de aislamiento y exclusión y ayudando a detectar y abordar posibles problemas de salud mental de manera temprana.
La capacitación en gestión del conflicto y comunicación asertiva es también una solución efectiva, ya que mejora la resolución de conflictos y el trabajo en equipo, fomenta un ambiente laboral de confianza y respeto y reduce la ansiedad que surge por falta de claridad o mala comunicación.
Es también importante implementar programas de mentoring y coaching en los que líderes experimentados brinden apoyo emocional y orientación a empleados más jóvenes o a aquellos que lo necesiten. Abordar la brecha generacional es una acción necesaria y que aportará en positivo.
Por último, incluir el equilibrio entre trabajo y vida personal en los programas de liderazgo y capacitación ayuda a los empleados y líderes a manejar mejor sus responsabilidades laborales sin descuidar su bienestar personal.
En definitiva, en un entorno empresarial cada vez más competitivo, la salud mental deberá ocupar un lugar central en las estrategias de las organizaciones para asegurar contextos de eficiencia y sostenibilidad. Implementando políticas proactivas y centradas en el bienestar, las organizaciones que se adapten mejor a los desafíos actuales y de mercado, se posicionarán como líderes en la creación de espacios de trabajo más saludables, creativos e inclusivos, captando el mejor talento profesional.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial de la Salud Mental 2024