Las personas con discapacidad, ubicadas en un escaño inferior al resto, debido a los pensamientos de una mayoría “invulnerable”, ven cómo poco a poco su escaño se está inundando y convirtiendo en otra minoría ahora más poderosa que comparte la recepción de sentimientos, actitudes y comportamientos muy similares a los que ellos en su momento han sentido o siguen sintiendo. Estas personas, ejemplo de una lucha de años, han conseguido que su exclusión involuntaria sea el reflejo en el que otros nos podamos parar a observar para encontrar salida a una situación de discapacidad social.
La discapacidad sigue siendo un movimiento de lucha que ha forjado herramientas de desarrollo social de las que otros colectivos se están en estos momentos fijando, y beneficiando, ellos han establecido cauces viables para que los grupos “sensibles” a la perdida de sus capacidades económicas y laborales actuales puedan seguir desarrollándose en un estado de derecho y protección social que impulse a TODOS a participar de la misma actitud social en pensamiento, lenguaje y comportamiento.
Pensamientos positivos generan el uso de un lenguaje positivo que va apoyar y con ello a mejorar, las relaciones interpersonales entre diferentes grupos, la recepción y emisión de un lenguaje positivo tiene como consecuencia comportamientos y actitudes igualmente positivas. El uso de un lenguaje peyorativo o estereotipado genera un pensamiento con connotaciones claramente negativas. Situaciones interpersonales que podrían resolverse con beneficios recíprocos para todos los implicados, puede terminar obteniendo resultados objetivamente negativos para alguno de ellos. Esto lo viven de forma diaria personas con discapacidad, intelectual, física, sensorial o social.
El uso correcto y positivo del lenguaje, el conocimiento del significado real de las palabras, la actitud y el pensamiento positivo dignifica a la persona que lo aplica y lo convierte en una característica más de su personalidad, y más aún dignifica a la persona que recibe las consecuencias del uso, del conocimiento, de la actitud y pensamiento positivo, estando siendo ubicada en el mismo escaño social del que tiene enfrente.
Las personas con discapacidad, expertas en mejora continua y en adaptación a los cambios, transformadoras de sus habilidades en diferentes contextos, son cuadro de pensamientos y actitudes que nos hacen recordar porque la especie humana ha superado todos los escollos que el tiempo ha puesto frente a ella. No olvidemos que todos podemos sentirnos “incapaces” de desarrollarnos en contextos inhóspitos, en situaciones desconocidas, produciendo situaciones de pánico que nos hacen vulnerables y que puede introducirnos en situaciones de indefensión aprendida que nos conviertan en discapacitados sociales.