Si la Tierra pudiese expresarse con palabras, podría preguntar a los seres humanos: “¿me dais un respiro?” Parece una pregunta fácil, sin demasiado trasfondo. Pero podemos decir que esta vez la realidad es otra y debemos escuchar esa pregunta profundamente. Siempre entendemos el término solidaridad entre seres humanos. Lo enlazamos al bienestar de las personas: la construcción de una sociedad más equitativa, el ofrecimiento de ayuda humanitaria cuando hay algún desastre natural o guerra, o la donación de alimentos, medicamentos y ropa.
Sin embargo, hoy, en el Día Internacional de la Solidaridad Humana, vamos a hacer hincapié en un acto que nos ayuda a todos por igual y es la solidaridad natural con nuestro planeta. La Tierra merece ser libre y seguir viviendo sin basuraleza.
Los objetivos de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible ponen en el centro de la diana a las personas y al planeta. Solo en la Unión Europea se generan más de 2.200 millones de toneladas de residuos al año. Más de una cuarta parte, el 27%, son residuos que se generan directamente en nuestros hogares. ¿Qué ocurre si muchos de estos residuos los abandonamos en los entornos naturales?
Desde LIBERA, queremos concienciar sobre la basuraleza que afecta a la fauna, la flora y los ecosistemas, además de contribuir al cambio climático. Por ejemplo, se estima que hay más de 5 mil millones de fragmentos de plástico flotando en los océanos en la actualidad, algo que afecta a todos los ecosistemas marinos. Por ende, también nos afecta a los seres humanos, ya que somos el último eslabón de la cadena alimentaria y los primeros en generar los residuos.
La presencia de basuraleza genera un impacto sumamente negativo, nos puede perjudicar, por ejemplo, al perder zonas naturales, que impiden que se absorba dióxido de carbono para producir el oxígeno. O al provocar que los océanos hayan disminuido aproximadamente un 2% el nivel general de oxígeno. Los residuos, como plásticos, vidrios, metales y otros materiales no biodegradables, pueden permanecer durante décadas o incluso siglos en el entorno natural.
Sin ir más lejos, los plásticos pueden tardar hasta 1.000 años en descomponerse en el medio ambiente. Esto conlleva una contaminación y degradación que afecta directamente a la calidad del aire, agua y suelos, generando un desequilibrio en los ecosistemas.
De tal forma que la solidaridad es un valor fundamental en las relaciones internacionales en el contexto de la globalización. Nos afecta la basuraleza que haya en España, pero también nos afectarán los residuos que haya en cualquier otra parte del mundo. La solidaridad es un pilar central de la cooperación internacional, por ello, LIBERA quiere seguir siendo esa llamada para que miles de voluntarios y voluntarias nos ayuden a actuar contra la basuraleza en cualquier rincón del mundo y contribuir así de mejor manera a la preservación de nuestro planeta.
Solo en España, en este año 2023, el Proyecto LIBERA, con ayuda de todos los liberadores que han participado en las campañas de recogidas como las de 1m2 en mares y playas, montes y ríos y lagos (más de 34.000 personas), ha recogido en torno a las 115 toneladas de basuraleza. ¿Os imagináis cómo puede afectarnos negativamente en todas sus vertientes? Con esta aportación, por ejemplo, ayudamos a la liberación de fauna marina atrapada en plásticos o que, simplemente, los han ingerido. Por ello, queremos remarcar el papel de la solidaridad natural que tienen todos nuestros liberadores. Una solidaridad natural que incluye al planeta y los seres que lo habitan, ya que formamos también parte de ellos.
La Tierra no pasa por su mejor momento por culpa de nuestras acciones y ahora tenemos que poner en valor nuestra solidaridad para mejorar su situación.
El ser humano ha sido capaz de contaminar los mares, océanos, bosques, ríos… pero ahora es momento de revertir esa situación, de cooperar y ayudarnos a nosotros mismos, porque somos capaces de lo peor y de lo mejor. Hemos tenido por delante en estos últimos días una nueva COP (la reunión de los países firmantes del Convenio Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, donde se toman decisiones políticas para combatir el calentamiento global) para poner en valor esta solidaridad humana y natural y hacer que, desde los gobiernos, pasando por las empresas, hasta las personas individuales ayudemos a conservar lo que nos ha sido prestado: un planeta en el que poder convivir.
En un mundo donde la solidaridad suele resonar entre seres humanos, es esencial recordar que nuestro compromiso no termina ahí. La Tierra, nuestro hogar común y fundamental para nuestra supervivencia, clama por nuestra solidaridad, por ese acto desinteresado que va más allá de las fronteras nacionales y se extiende a los ríos, bosques, mares y cielos que compartimos.
Hoy, te invitamos a ser parte de esta solidaridad global. No se trata solo de recoger basura, se trata de preservar la vida en todas sus formas. Somos capaces de lo peor y de lo mejor, y ahora es el momento de demostrar nuestra capacidad de cuidar y preservar nuestro hogar común. Hagamos de la solidaridad con la Tierra un compromiso diario, trascendiendo fronteras y abrazando la responsabilidad compartida de construir un futuro sostenible para todos.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: Día Internacional de la Solidaridad Humana.