Los años 2021 y 2022 cerraron como unos de los años más secos de la historia en España. Siguiendo esta dramática tendencia, en estos primeros meses de 2023, no han hecho más que empeorar los estados de los embalses y los expertos ya vaticinan un verano de sequía histórica. Un fenómeno que para 6 de cada 10 españoles es el mayor problema medioambiental que afecta a nuestro país, según el Estudio sobre Problemáticas Medioambientales de More Than Research para Naturaliza.
El cambio climático está afectando la disponibilidad y la calidad del agua en todo el mundo y la falta de acceso al agua potable es un problema grave que perjudica a millones de personas. Sin embargo, durante demasiado tiempo hemos vivido y, desgraciadamente, seguimos viviendo, consumiendo y produciendo como si este recurso vital para nosotros y para el planeta no fuera limitado. Sin darnos cuenta de que su uso desmedido e irresponsable podía tener graves consecuencias en el medioambiente y en la salud humana.
Proteger el agua y asegurarnos de que esté disponible para las generaciones futuras es responsabilidad de todos. Sirva este Día Internacional del Agua que celebramos hoy, 22 de marzo, para recordarlo. Ciudadanos, empresas, instituciones y organizaciones, todos debemos trabajar juntos para encontrar soluciones y, para conseguirlo, es necesario un enfoque que aborde, de forma transversal, todos los problemas relacionados con el agua, que sean ambientales, sociales o económicos.
Esto significa adoptar políticas y prácticas que sean sostenibles y que tengan en cuenta todos los aspectos de este gran reto. Desde gestos y hábitos al nivel individual, como reducir nuestro consumo de agua en nuestro día a día, utilizar productos y tecnologías que sean más eficientes en el uso del agua o fomentar prácticas agrícolas y de producción que sean sostenibles y no dañen el medioambiente.
En este camino, estoy convencida de que el primer paso que hay que dar es el de la educación ambiental, una herramienta fundamental para inculcar a los niños la importancia de cuidar el agua y fomentar la adopción de hábitos responsables en relación con su uso y conservación. Es importante que los niños entiendan que el agua es un recurso limitado y que necesitamos cuidarlo para asegurarnos de que siempre haya suficiente para las necesidades presentes y futuras, y las aulas son el lugar ideal para avanzar en esta concienciación.
Cerrar el grifo mientras se cepillan los dientes, tomar duchas cortas, acciones sencillas para el cuidado y ahorro de agua que, si se interiorizan temprano, se quedan para toda la vida. En definitiva, se trata de acompañarlos en el conocimiento del agua, hacerles comprender el origen de la que bebemos y cómo se puede hacer un consumo responsable de ella. También acercarles a conceptos como la dependencia del ser humano de la naturaleza y enseñarles a que cuidar del mar, de los ríos y de los seres vivos que los habitan, también es cuidar nuestro propio bienestar.
Porque también esa es la esencia de un proyecto como Naturaliza: enseñar que todas nuestras acciones tienen sus consecuencias en el medio natural y que el primer paso para una sociedad respetuosa con el medioambiente es una educación que fomenta el conocimiento de la naturaleza y el amor por nuestros entornos y las especies que los habitan.
Porque la mejor forma de cuidar nuestro planeta es conociéndolo, experimentando con todo lo que nos ofrece, estar en contacto con lo que nos rodea y haciendo que forme parte del día a día de los niños. Y, en este sentido, la comunidad educativa es una pieza clave para integrar el cuidado del medioambiente en los más pequeños y hacer que ellos sean los primeros promotores de un verdadero cambio.
Los niños son unas fuentes inagotables de energía y de compromiso. Confiemos en ellos y demos este primer paso haciendo de la educación ambiental un pilar de esta lucha para fomentar una verdadera cultura de cuidado del agua y de sostenibilidad en las nuevas generaciones.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial del Agua (22 de marzo).