Por eso hoy, en un momento en el que estamos encarando una nueva etapa en nuestro país, tiene más sentido que nunca detenernos a pensar qué valores y qué principios debemos impulsar para construir entre todos un modelo de sociedad y economía más sostenible y más integradora.
Porque, aunque resulta complicado saber exactitud hasta qué punto los efectos de la crisis se podrían haber reducido si la cultura de la Responsabilidad Social hubiera estado más arraigada en nuestra sociedad, sí parece claro que, si durante los años precedentes a su irrupción se hubieran aplicado con mayor decisión los valores propios de la RSE, se podrían haber corregido prácticas que han incrementado su virulencia.
Nos encontramos, por tanto, en un momento óptimo para desarrollar acciones dirigidas a fortalecer y revitalizar la RSE en nuestro país y trabajar para que sus principios se impregnen en todas las organizaciones, en las empresas, -también en las PYMES-, y en la sociedad en su conjunto. Unos principios que debemos abanderar, desde una actitud ejemplar, las propias administraciones públicas, que tenemos que ser capaces de orquestar y homogeneizar las actuaciones que, en materia de responsabilidad social, partan de los distintos agentes económicos y sociales.
En materia de RSE el Gobierno ha diseñado una hoja de ruta que se vertebra en torno a tres ejes. El primero de ellos es el relativo a la transparencia, el buen gobierno y la ejemplaridad de las administraciones públicas en cuyo marco hemos puesto en marcha importantes actuaciones. Entre ellas destacan, en el ámbito público, la aprobación de la Ley de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Buen Gobierno, y en el ámbito privado, la aprobación de la Ley de ordenación, supervisión y solvencia de entidades de crédito, que introduce reformas en materia de gobierno corporativo para las entidades de crédito o el proyecto de Ley por el que se modifica la Ley de Sociedades de Capital para la mejora del Gobierno Corporativo que, entre otros aspectos, aboga por sistemas de retribución más transparentes y establece que las empresas cotizadas fijen un mínimo de presencia de mujeres en sus consejos de administración.
El segundo eje es el de promoción de la Responsabilidad Social en cuyo marco hemos puesto en marcha actuaciones como la creación de un sello vinculado a la Estrategia de Emprendimiento y Empleo Joven cuyo objetivo es reconocer a aquellas empresas y organizaciones que realizan actuaciones para que los jóvenes tengan más oportunidades y que ha sido considerado en Europa como una buena práctica en materia de responsabilidad social.
Se trata de un sello con el que ya cuentan más de 700 entidades que se han querido sumar, a través de actuaciones concretas, al reto del empleo joven.
El tercer eje se vertebra en torno a la creación de un marco común de referencia para todo el territorio en materia de responsabilidad social. Es aquí donde se enmarca la Estrategia Española de Responsabilidad Social de las Empresas recientemente aprobada en Consejo de Ministros y con la que hemos cumplido con el hito de dotar a nuestro país de un marco que permita homogeneizar y armonizar las distintas actuaciones que en relación a la Responsabilidad Social se están desarrollando tanto en el ámbito público como en el privado.
La aprobación de la estrategia que responde a las recomendaciones plasmadas en la Estrategia Renovada de la Unión Europea sobre Responsabilidad Social de las Empresas y es un compromiso de legislatura al que la propia ministra aludió en su primera comparecencia en el Congreso de los Diputados.
ESTRATEGIA ESPAÑOLA DE RSE
La Estrategia Española de Responsabilidad Social de las Empresas es hoy una realidad gracias al trabajo conjunto que, durante más de un año, han realizado los cuatro grupos que componen el Consejo Estatal de la Responsabilidad Social de las Empresas (las administraciones públicas, los representantes de los trabajadores, las organizaciones empresariales y la sociedad civil organizada).
Un trabajo en el que han participado también las Comunidades Autónomas, los responsables de Responsabilidad Social de las principales empresas de nuestro país, expertos académicos e incluso los propios ciudadanos que realizaron sus aportaciones durante el proceso de información pública al que fue sometido el texto.
De ahí, el importante valor de este documento que pretende servir como un punto de partida para la puesta en marcha de las distintas actuaciones en este ámbito por parte de las administraciones, las empresas, y el resto de organizaciones.
Parte de una visión: el desarrollo de las prácticas responsables de las organizaciones públicas y privadas con el fin de que se constituyan en un motor significativo de la competitividad del país y de su transformación hacia una sociedad y una economía más productiva, sostenible e integradora. Responde a seis principios fundamentales (competitividad, cohesión social, creación de valor compartido, sostenibilidad, transparencia y voluntariedad) y se vertebra en torno a cuatro objetivos y 10 líneas de actuación que enmarcan un total de 60 medidas.
La Estrategia toca aspectos tan importantes como la igualdad de oportunidades y la diversidad en el ámbito laboral, recoge medidas para impulsar la RSE como mecanismo para fortalecer la imagen de España y actuaciones dirigidas al fomento de la fiscalidad responsable y de actuaciones dirigidas a combatir el fraude y luchar contra la corrupción en todas las organizaciones.
También recoge aspectos relativos a la relación de las organizaciones con sus proveedores, a la inversión socialmente responsable, al consumo responsable, respeto al medio ambiente o cuestiones relacionadas con la cooperación al desarrollo, entre otras. Se marca así una hoja de ruta que compromete a todos y que ha de dar lugar a que cada uno de los agentes implicados realicemos, en el ámbito de nuestras competencias, planes de acción que desemboquen en el desarrollo y cumplimento de cada una de las medidas que contempla el documento.
En este sentido, y en el ámbito de las competencias del Ministerio de Empleo y Seguridad Social estamos elaborando nuestro propio plan de acción que contempla, entre otras, actuaciones como la creación de un portal de la responsabilidad social, la creación del procedimiento y puesta en marcha de una herramienta telemática para la publicación de las memorias e informes de responsabilidad social y sostenibilidad que realicen las empresas y las organizaciones, la constitución de un grupo de trabajo interministerial para la trasposición al ordenamiento jurídico español de la Directiva Europea sobre Información no Financiera y la constitución del Observatorio de la Responsabilidad Social de las Empresas en el seno del CERSE.
Porque hoy más que nunca, en un momento en el que estamos encarando una nueva etapa, tiene sentido detenernos a pensar qué valores y principios debemos impulsar para construir entre todos un modelo de sociedad y economía más sostenible. Y, porque la RSE puede ayudar mucho a canalizar otras actuaciones dirigidas a alcanzar algunos de los principales objetivos de nuestro país: lograr mejorar la competitividad de nuestras empresas y afianzar la confianza, sin la cual, es imposible mantener la senda de crecimiento económico y de creación de empleo que ya hemos iniciado.