Las empresas son el elemento clave en la configuración de la sociedad del futuro. Su contribución al desarrollo, por tanto, no debe limitarse a la mejora de las condiciones en las que ejercen su competencia o la consecución de indicadores más favorables en relación al crecimiento económico. En el debate sobre las nuevas responsabilidades y funciones sociales que deben cubrir las empresas, ya no es uno sino tres los objetivos marcados para alcanzar: contribuir al progreso económico, promover el desarrollo de la sociedad y apoyar la protección del medio ambiente.(…)
Y se trabaja a partir de la formulación de nuevas estrategias en la gestión de las compañías, e incorporando valores muy vinculados a los principales problemas a los que se enfrenta la sociedad actual, y donde la participación de las mismas en su resolución aparece, cada vez más, como uno de los elementos clave.
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