El cambio climático y la crisis de recursos es el mayor reto medioambiental que afronta la sociedad de hoy a nivel global. Así lo han puesto de manifiesto los últimos informes del IPCC y del IPBES, respectivamente. El primero -el informe especial sobre un calentamiento global de 1,5ºC del Panel Intergubernamental de expertos del Cambio Climático de la Naciones Unidas (ONU)- advierte de que limitar el calentamiento global a 2°C por encima de los niveles preindustriales, como establece el Acuerdo de París, no es suficiente.
Hemos llegado ya a 1°C de aumento. Es imprescindible alcanzar cero emisiones a mediados de siglo como muy tarde. Y como alerta el informe con los actuales objetivos climáticos nacionales a 2030 es muy poco probable que el mundo tenga éxito en esta misión de “vida o muerte”, en palabras de la propia ONU. Urge aumentar la ambición. El IPCC advierte de que al ritmo actual el calentamiento puede superar los 1,5°C entre 2030 y 2052.
Esta realidad está íntimamente ligada al segundo informe citado, el de la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), parte de la UNESCO, que confirma que el planeta se encuentra ante un declive global sin precedentes en la biodiversidad del planeta, con alrededor de un millón de especies de animales y de plantas amenazadas de extinción.
La actividad humana es la responsable de muchas de las causas que han provocado este declive brutal. Por ejemplo, el cambio climático y la contaminación, dos problemas que están íntimamente ligados a la reducción de emisiones. Es decir, tratar de contener el calentamiento y de actuar contra la crisis de recursos son tareas que marchan paralelas. Ambas están afectando ya a nuestra economía, a nuestra salud y a nuestra calidad de vida. Además, aumentan la pobreza y la desigualdad, por sus repercusiones en la alimentación, la agricultura y los precios, y con ello, incrementan el riesgo de que se produzcan conflictos y migraciones.
En este escenario, el 80% de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) estaría en riesgo serio de fracaso de no cumplirse, al menos para 2030, las 20 Metas acordadas a 2020 para frenar la pérdida de biodiversidad por el Programa Mundial de Medio Ambiente de la ONU en Aichi, en el marco de la COP10 o cumbre de Nagoya.
En España, el Informe SOS 17X17, realizado por el Observatorio de la Sostenibilidad (OS), AIS Group y Fundación Ciudadanía, destaca el gran desequilibrio territorial que evalúa el desempeño comparativo de cada Comunidad Autónoma en el cumplimiento de los ODS. El objetivo número 7 alude a un reto especialmente relacionado con las emisiones y, por tanto, con la problemática denunciada en el informe del IPCC y del IPBES: cambiar el modelo productivo hacia una sociedad más descarbonizada, con más energías renovables.
La Transición Energética se impone por imperativo vital. Gobiernos, ciudadanía y empresas tienen que ponerse de acuerdo para actuar y pasar a la acción cuando antes. Los beneficios serán para todos y, especialmente para las empresas, serán más una oportunidad que un problema. Desde la Fundación Renovables insistimos en la necesidad de que aumenten sus ambiciones tanto en eficiencia energética como en el uso de renovables y en reducción de emisiones.
Tienen herramientas para hacerlo. Es importante que incorporen planes de movilidad y transporte colectivo, que utilicen sistemas de gestión ambiental EMAS, que recurran al autoconsumo y favorezcan la electrificación así como que fomenten la implantación de bombas de calor en sustitución de sistemas de calefacción con gas natural sin olvidar aplicar un plan de medidas de ahorro energético.
La transición energética, un imperativo vital
Elena Alonso Asensio, Responsable de Comunicación de la Fundación Renovables
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