Esto es mucho más relevante en una economía como la de España basada en el 75% en servicios. La correlación del trabajo y la felicidad es una muy intangible y ya lo decía Einstein “Ni todo lo que cuenta puede ser contado, ni todo lo que puede ser contado cuenta”. Sin embargo es observable como aquellos países con mayor índice de felicidad también son países con una mayor competitividad.
En los tiempos actuales son muchas las personas que deciden aprovechar la coyuntura – no hay mal que por bien no venga – para plantearse si realmente son felices con lo que están haciendo. ¿Es su nivel de bienestar subjetivo suficiente en el trabajo? En la búsqueda de la felicidad son muchos los que deciden abandonar su trabajo por decisión propia o no, y emprender su nueva empresa, decididos a hacer feliz a la gente: a sus clientes y empezando por sus empleados. Se decide a practicar el happyshifting para hacer realidad su sueño. Sin ir más lejos, el propio Amancio Ortega, uno de los hombre más ricos del mundo, empezó su andadura con 12 años para ‘hacer feliz a su madre’:
• Extracto de un artículo del libro de Covandonga O´Shea: El flechazo de este célebre personaje con el sector textil se remonta a finales de los años cuarenta, cuando con apenas 12 años la vida le dio una bofetada: “Una tarde al salir de la escuela fui con mi madre a una tienda a comprar comida. Yo era el pequeño de mis hermanos y a ella le gustaba venir a recogerme para llevarme a casa, y muchas veces la acompañaba dando un paseo mientras hacía sus recados. La tienda en la que entramos era uno de aquellos ultramarinos de la época, con un mostrador alto, tan alto, que yo no veía a quien hablaba con mi madre, pero le escuché algo que, pese al tiempo transcurrido, jamás he olvidado: Señora Josefa, lo siento mucho, pero ya no le puedo fiar más dinero. Aquello me dejó destrozado. Yo tenía apenas doce años”. Aquel encontronazo con la cruda realidad -“el hambre agudiza el ingenio”, decía el Lazarillo de Tormes- le puso en la senda de lo que vendría después: “Esto no le volverá a pasar a mi madre nunca más. Lo vi muy claro: a partir de ese día me iba a poner a trabajar para ganar dinero y ayudar a mi casa. Abandoné los estudios, dejé los libros y me coloqué de dependiente en una camisería” (Este comercio sigue en La Coruña, en la esquina de la calle Juan Flórez).
Pero es importante desmitificar que significa hacer feliz a los demás, no significa literalmente hacerles felices, sino crear el entorno que favorezca que cada persona encuentre su propia forma de ser feliz, porque la realidad es que nadie tiene el poder de hacer feliz a otra persona, en el mejor de los casos contribuir o influir. A menudo con conseguir que las personas no sean infelices es más que suficiente para que cada uno encuentre su propia forma de ser feliz!
En estos tiempos, además son muchas las personas que prefieren arriesgar su futuro (pues el emprender es lo que tiene) por trabajar con un emprendedor en un start up, porque saben que será más fácil ser feliz, pensando que en las grandes corporaciones será más difícil. Cuando un emprendedor quiere hacer feliz a los demás, uno de los obstáculos es pensar que todo el mundo es igual, (a menudo que es igual a uno mismo) sin embargo las personas son diferentes y lo que necesitan para ser feliz también es diferente. En general, para emprender y hacer felices a clientes empezando por los propios empleados, 5 consejos –entre muchos- para crear un entorno que estimule el crecimiento orgánico, donde las personas puedan ser felices y liberen todo su potencial, dan los mejor de ellas mismas y hagan que la empresa se diferencie de la competencia, y sin que cueste dinero, es una cuestión de actitud:
• 1. Crea espacios para que la gente digan lo que piensan de verdad en lugar de lo que piensan que tienen que decir. Eso reduce los niveles de estrés y permite que las personas se sientan más a gusto, y además se gana tiempo cuando la gente no tiene que adivinar lo que piensan que tienen que decir en lugar de simplemente decirlo. Si la gente siente que puede ser ella misma, el trato con el cliente será mucho más auténtico, generará confianza y se contagiará!
• 2. Practica el feedback constructivo sobre el trabajo (no la persona): existe el falso mito de que un buen jefe o un buen clima es aquel donde todo es de color de rosa y se habla solo de las cosas buenas. Nada más lejos de la realidad, ese entorno resulta artificial e inspira desconfianza. Las personas necesitan saber qué se esperan de ellas, y saber hacia dónde tienen que ir, qué tienen que hacer y qué no tienen que hacer. Un consejo: recuerda decir al menos dos cosas positivas del trabajo de la persona y una negativa. La regla CSI también resulta útil para dar y recibir feedback:
a. Céntrate en los Comportamientos Concretos que estás evaluando (por ejemplo cuando estabas hablando de X, no te diste cuenta de que los interlocutores no estaban acabando de entender lo que decías).
b. Limítate a la situación concreta donde se producen los comportamientos (en la presentación con el cliente del miércoles pasado).
c. Acentúa el impacto (y los clientes no dejaban de poner caras como de no entiendo nada). ¡Ah! y no te olvides que tu también tienes mucho que aprender del feedback: da ejemplo con una actitud receptiva respecto al feedback recibido.
• 3. El consenso no siempre es bueno, fomenta el llevar la contraria con razones y no solo porque si: en lugar de estar de acuerdo con lo que la mayoría piensa, es enriquecedor que la gente sea capaz de expresar visiones distintas respecto a un problema, y auqnue puede parecer que así se avanza menos, en realidad las soluciones y decisiones a las que se llega con la discusión y desde la diferencia es mucho más enriquecedora. Consejo: si en una reunión hay alguien que no habla, anímale a que diga lo que piensa, seguro que tiene mucho que aportar.
• 4. Construye sobre las fortalezas de la gente más que enseñarles a mejorar sus puntos débiles. Este es un clásico pero parece que hay tendencia a forzar a la gente a mejorar aquellos aspectos en los que el rendimiento es peor, perdiendo de vista lo que aquella persona ya sabe hacer muy bien. Es mucho más enriquecedor y en todo caso desde allí es mucho más fácil mejorar lo que sea necesario…
• 5. Comunica las necesidades del negocio y escucha las de las personas – Para satisfacer ambas desde el ganar –ganar.
Las personas quieren que la empresa vaya bien, y tú que la gente vaya bien, Escucha las necesidades de cada persona y juntos buscar como satisfacer ambas. El café para todos ya no sirve, pues las necesidades de las personas no solo son diferentes, sino que las de cada personas pueden cambiar con el tiempo, no hay que crear derechos adquiridos, ni obligaciones impuestas. Si no encontrar soluciones compartidas entre las personas y las empresas.