Los factores ESG (ambientales, sociales y de gobierno corporativo) están adquiriendo cada vez más importancia en la alta dirección de las compañías. Detrás de esta preocupación se encuentra el interés cada vez mayor de todos los entornos de las empresas (proveedores, accionistas, financiadores, clientes, etc.) para que los estándares ESG sean ambiciosos y elevados.
Esto supone en si un enorme reto, comparable en el sector energético a gestionar la continua presión reformista/regulatoria y al propio desarrollo y expansión del negocio en un momento de auténtica revolución “verde”.
Es en este contexto donde las organizaciones y sus máximos responsables tienen la responsabilidad de garantizar que las operaciones se estén gestionando de manera sostenible y ética. Integrar los factores ESG en la toma de decisiones es clave para garantizar la viabilidad a largo plazo de la empresa, fortalecer su reputación, mejorar la gestión del riesgo y atraer a inversores, socios y clientes que buscan empresas comprometidas con la sociedad y con el planeta.
Es más: la compañía que no priorice los factores ESG empezará a encontrar problemas serios a la hora de encontrar apoyos para desarrollar sus planes estratégicos.
La alta dirección de ENGIE considera que el cumplimiento de los objetivos ESG es una prioridad absoluta. En febrero de 2020, la Asamblea de Accionistas del Grupo validó la propuesta del Consejo de Administración de incluir el propósito de empresa de ENGIE en sus estatutos. Este propósito fue desarrollado en colaboración con una amplia gama de partes interesadas tanto internas como externas, y pone la sostenibilidad como piedra angular de nuestra estrategia.
En esencia, el propósito (razón de ser, motivo último, objeto de compañía) define ENGIE como una compañía que busca “acelerar la transición hacia una economía neutra en carbono mediante la promoción de soluciones energéticas más respetuosas con el medio ambiente que reduzcan el consumo de energía de las personas, las ciudades y el planeta”.
El propósito define la misión del Grupo, guía todas sus acciones y se aplica a sus actividades y a su cadena de valor, así como al uso de sus productos y servicios. Es un hito muy importante hacia un mayor reconocimiento de nuestra contribución a la sociedad y a la lucha contra el cambio climático.
Tras de la aprobación de este propósito, ENGIE ha realizado importantes esfuerzos para alinear su estrategia con este compromiso. Los objetivos ESG están completamente integrados en la gobernanza de ENGIE a todos los niveles de gestión, desde el Consejo de Administración hasta las diferentes unidades de negocio y filiales en más de treinta países.
Asimismo, existen redes de representantes y grupos de trabajo que aseguran que la sostenibilidad llegue a todos los empleados. En 2020, además de aprobar nuestro nuevo propósito, el Grupo definió 19 nuevos objetivos para 2030 con el fin de monitorizar su desempeño en materia de sostenibilidad. Estos objetivos están totalmente en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos por las Naciones Unidas para 2030.
Asimismo, el Grupo se ha fijado una ambiciosa meta: alcanzar las cero emisiones netas de CO2 en el año 2045. Este compromiso cuenta con el reconocimiento del Science Based Targets Initiative (SBTI), en perfecta alianza por tanto con los Acuerdos de París y con las diferentes políticas de la UE a la hora de afrontar la crisis post CoVid y la guerra de Ucrania (Planes Nacionales de Energia y Clima, Plan Fifty-Five y Plan RePower EU).
Para lograr este objetivo, el Grupo pretende hacer un cambio masivo a producción de energía descarbonizada y de energía renovable, con el objetivo de limitar al máximo las emisiones residuales a compensar.
Mas en concreto, y para asegurar que avanzamos en el camino correcto en materia de sostenibilidad y de hace realidad la transición ecológica, ENGIE basa su estrategia a 2030 en dos palancas:
- Acelerar el desarrollo de las energías renovables, a través de añadir una media de 4 GW de capacidad solar y eólica por año durante el período 2022-25 y un promedio de 6 GW por año durante el período 2026-30. Esto permitirá además fomentar nuevos vectores de descarbonización gracias al hidrógeno verde y los gases renovables.
- Salir plenamente de la generación de electricidad desde carbón, previsto para 2025 en Europa y 2027 en el resto del mundo: el Grupo priorizará primero el cierre de sus sitios, luego su conversión a energía menos intensiva en carbono y finalmente la venta si es imposible cerrar o convertir debido a restricciones locales.
Adicionalmente, ENGIE solo invertirá en proyectos y regiones que sean compatibles con su objetivo a largo plazo de reducir sus emisiones de GEI y ha optado por asignar presupuestos de carbono a cada una de sus actividades para tener en cuenta en sus decisiones de inversión a corto, medio y largo plazo.
ENGIE es consciente de las implicaciones sociales de la transición a una economía neutra en carbono.
La noción de “Transición Justa” surge de la creencia de que una transición hacia una economía neutra en carbono y más sostenible debe llevarse a cabo de manera justa para todas las partes interesadas: trabajadores, consumidores, comunidades locales y proveedores, y debe apuntar a minimizar los efectos negativos de la transición mientras maximiza sus efectos positivos.
Por ello, en septiembre de 2022, el Grupo elaboró una política especifica que establece los requisitos previos para una transición justa exitosa y los principios fundamentales para abordarla. La contribución al desarrollo económico y social, el fomento de la empleabilidad y la resiliencia de los territorios son los pilares de esta nueva política.
Pero todos estos objetivos no se pueden plantear sin contar con la involucración de cada una de las personas que forman parte de ENGIE. Por ello, el compromiso de la alta dirección con la sostenibilidad debe implicar también la integración de criterios ambientales, sociales y de buen gobierno en la estrategia y la cultura empresarial. Los directivos deben asumir el reto y la responsabilidad de contagiar su compromiso a cada una de las personas que componen la organización.
De esta manera, se logra que la sostenibilidad sea una parte integral de la empresa y no una política o estrategia aislada.
En definitiva, el papel de las empresas en el reto de detener el cambio climático es clave, y está en las manos de sus líderes inspirar e involucrar a todos los miembros de la organización en un camino que no solo es vital para asegurar la viabilidad de la empresa, sino también el equilibrio ecológico, social y medioambiental de las ciudades, las regiones y el planeta en su conjunto.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: La alta dirección y su apuesta responsable, realizado con la colaboración de la asociación EJE&CON.