Qué difícil es, muchas veces, realizar afirmaciones (o negaciones) de forma directa, ¿no? Más de lo que parece, en serio. Pensad en vuestro día a día, en todas las preguntas que hacéis, u os hacen, y para las cuales sentís que responder de forma breve y directa, con un SÍ o NO, simplemente eso, puede generar conclusiones incompletas que den lugar a errores y malentendidos. Pensadlo porque yo lo he hecho y me ha sorprendido.
Es en ese terreno relativo donde tendemos a ser fans silenciosos del equipo “PERO”, ya sea con el “SÍ, PERO” o con el “NO, PERO”, creando un punto de encuentro que necesita de un contexto para dotar a nuestro interlocutor de toda la información que consideramos necesaria, no vayamos a liarla con las prisas.
Realmente esto va más allá de este tipo de preguntas, porque, sigo reflexionando contigo, qué complicado es, en esta vida, distinguir muchas veces las dos caras de la moneda, saber quién es el bueno y quién es el malo, y en cuantas películas, libros, o en la propia vida, esa línea de separación entre el bien y el mal parece ser inexistente o muy complicada de trazar.
Con los plásticos, sector en el que actualmente trabajo desde mi rol como Director de Sostenibilidad de Erum, ocurre algo similar: ¿Puede el plástico ser sostenible? Sí, pero debe ser gestionado de forma correcta. ¿Podemos vivir sin plástico? No, no podemos, pues posee unas características técnicas únicas, pero es cierto que no podemos seguir viviendo con tantos residuos plásticos no gestionados. ¿Se puede lograr la circularidad en el plástico? Sí, se puede, pero no es sencilla ni inmediata y se necesita del esfuerzo de todos los agentes involucrados en su cadena de valor.
Vamos a seguir tratando de aportar claridad en la sostenibilidad del sector del plástico. Los “malos” plásticos ya sabemos lo que son. Somos conscientes, la industria la primera, de los impactos negativos que han generado, y generan, cuando no se gestionan al terminar su vida útil, cuando se producen sin pensar en la sostenibilidad, y cuando no se les aplican principios de ecodiseño. Estas y muchas otras malas prácticas, han generado impactos muy negativos en el entorno, eso es indudable.
No queremos ver el plástico donde no tiene que estar, pues no tiene sentido que esté en el mar, en la montaña o en cualquier entorno natural. Aunque tampoco queremos encontrarnos en una playa un neumático en la orilla, un electrodoméstico tirado en la montaña o una pila de cartones en medio de un parque. Lo que todos deseamos es tener un medio ambiente libre de todo tipo de residuos, y que los mismos sean correctamente gestionados y aprovechados para reintroducirlos en sus respectivas cadenas productivas.
Ahora que tenemos claro qué es el “mal” plástico, vamos a abordar la cara positiva, el aspecto ilusionante y prometedor de cómo el “buen” plástico puede ayudar a la economía circular. Hablemos del “buen” plástico, que es lo que el sector y la sociedad esperan. El “buen” plástico es un elemento que ofrece una serie de ventajas muy importantes frente a otros materiales. Cuenta con capacidad para ser reciclado y reutilizado, por lo general numerosas veces, sin ver mermadas sus propiedades de forma significativa, siendo un aspecto para valorar y tener muy presente dentro de la nueva economía.
También permite conservar alimentos y evitar desperdicios y tiene un papel fundamental en el sector sanitario. Los “buenos” plásticos son muy competitivos en cuanto a la óptima relación de ligereza y durabilidad que tienen, por citar otro caso. Además, el proceso de inyección, gracias a muchos años de investigación con tecnologías novedosas (como la inyección por gas con la cual contamos en Erum) se ha logrado un nivel de aprovechamiento de material y de tiempo muy destacado, alcanzando altos niveles de eficiencia del uso de materia prima y de consumo energético.
En Erum trabajamos cada día por la sostenibilidad del sector del plástico, es nuestro objetivo, y para ello miramos donde otros no miran y hemos desarrollado modelos de negocio novedosos, como es nuestro proyecto de recirculación de perchas RTS (Return To Source).
Con él logramos cerrar el círculo de las perchas de plástico en el retail, asumiendo su gestión, su clasificación, su reciclaje y su reintroducción en la cadena de valor. Así se consiguen los “buenos” plásticos. Este es el camino que debe seguir la economía circular y que en Erum hemos implantado de forma disruptiva y global. También apostamos por diseñar productos de forma sostenible, contando con la ISO 14006, que pone en valor nuestra apuesta por el ecodiseño para conseguir “buenos” plásticos reduciendo los impactos en todo su ciclo de vida.
En definitiva, los “buenos” plásticos sí pueden ayudarnos en esta nueva economía circular, tienen un papel clave y son muy necesarios, pero empresas, administración y sociedad deben estar alineados para apostar de forma decidida no sólo por el “buen” plástico sino también por el “buen” papel, el “buen” textil, el “buen” metal, etc. Sólo así, de forma conjunta y coral, con todos los materiales que necesitamos en nuestro día a día, lograremos nuestro objetivo: un futuro mejor.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Economía Circular de los Plásticos