Apostar por la RSC y por la excelencia es, sin lugar a dudas, una apuesta ganadora para cualquier organización. Lo es porque la inversión en el proceso ya es en sí misma un éxito, a diferencia de otras actuaciones que se ponen en marcha en las empresas que necesitan un tiempo y una medición respecto al resultado final para poder valorar el retorno desde de la organización. RSC y Excelencia van unidas. Una empresa excelente también es una empresa socialmente responsable. Y cada vez más empresas quieren ser empresas socialmente responsables.
El principio de la RSC es que la empresa se plantee ser una empresa responsable. Parece obvio, algo que cae por su propio peso. Pero analicémoslo con un poco más de detalle. ¿Qué es lo que realmente implica tomar esta decisión? Implica que la organización tiene que hacer un esfuerzo en el autoconocimiento, como si se mirase en un espejo y analizase detalladamente cómo se relaciona con sus públicos: clientes, accionistas, empleados, sociedad, proveedores, administración, sociedad…
Este análisis nos va a dar mucha información de cómo somos y nos servirá para identificar cómo queremos ser. Y no es un análisis fácil porque, como cualquier proceso de cambio hacia la excelencia, exige un gran esfuerzo. El primero, incluir la RSC dentro de la estrategia de la compañía para después definir la hoja de ruta y cómo vamos a involucrar en esta aventura al resto de nuestros compañeros de viaje. Y cómo no, definir también cómo lo vamos a comunicar. Ahora ya no parece tan obvio este planteamiento. Decidir hacer las cosas bien supone un gran trabajo y hay veces que esto asusta porque no siempre con el que nos relacionamos ha tomado la misma decisión que nosotros. Esto, de una forma u otra, va a impactar en nuestra insistencia en seguir con el camino marcado, nos exigirá tomar medidas y tener un conocimiento constante de cómo somos y de cómo queremos ser.
Sin embargo, las empresas están cada vez más en esta dirección y no sólo porque la sociedad prefiera relacionarse con marcas que hagan las cosas bien y que tengan una imagen positiva, sino porque cada vez somos más conscientes de la credibilidad y la sostenibilidad que aporta apostar por la RSC.
A la Fundación EXECyL llega constantemente el interés sobre cómo poner en marcha un plan de RSC en las empresas. Es por ello que dentro de nuestro propio plan está, como no puede ser de otra forma, contribuir a la apuesta por la RSC. No sólo contribuyendo a la labor de difusión y concienciación sobre ella sino también bajando al terreno porque, en realidad, el verdadero reto es desvelar los CÓMOS: cómo se pone en marcha, cómo se hace, cómo se comunica, cómo se mide. Las empresas ya tienen claro que quieren ser responsables y para qué quieren serlo, pero el reto que tienen por delante reside en conocer cómo lograrlo.
En EXECyL lo articulamos a través de cuatro pilares básicos. En primer lugar aportando información relevante. Cribando información y adaptándola a lo que se necesita. En segundo término, ayudando a establecer alianzas. Las alianzas son claves en este proceso. Dando visibilidad a acciones que ponen en marcha las empresas, muchas de ellas dentro de su plan y otras que, al hacerlas visibles, generan un efecto tractor para que otras compañías comiencen a establecer su plan de RSC, dado que la comunicación (y más aún, la comunicación bien hecha) es tan importante como las decisiones y acciones que ponemos en marcha. Y finalmente, la más importante: porque son las propias empresas que pertenecen a la Fundación a través de encuentros y visitas quienes comparten sus experiencias y sus conocimientos sobre cómo lo han puesto en marcha, cómo lo comunican y cómo lo miden. Compartir este conocimiento es la principal acción de RSC.
Y por todo ello, vuelvo al inicio: apostar por hacer las cosas bien, apostar por la RSC, en definitiva es una apuesta ganadora.