El impacto de las redes sociales hoy en día es innegable. A golpe de “scroll” obtenemos información, consejos y recomendaciones sobre cualquier ámbito de nuestra vida: cocina, decoración, finanzas y un sin fin de temas más donde no podía faltar la salud.
Lo malo de esta información, es que su procedencia es de lo más variopinta: “influencers” sin formación específica del tema que tratan, titulados con estudios “no reglados” pero correctamente ataviados con una bata blanca para inspirar confianza, o la vecina del 5º de quien tanto nos solemos quejar los sanitarios porque sus opiniones sobre salud influyen, y lo más preocupante pueden afectar negativamente a la salud de los pacientes.
Por eso hace 3 años nosotros, hermanos y orgullosos farmacéuticos de mostrador, decidimos adentrarnos en un mundo que era hasta entonces desconocido: el de las redes sociales.
En 2020, en medio del caos por las mascarillas, los geles hidroalcohólicos y la escasez de paracetamol iniciamos nuestro proyecto de divulgación y promoción de la salud en redes sociales por medio de los perfiles de “@farmaceuticofernandez” y “@sisterscloud”.
Vimos la necesidad de usar un tono distendido para acercarnos a la población, tratando especialmente los temas de salud sexual, salud mental, nutrición, información sobre el consumo nocivo de sustancias adictivas y alcohol, prevención y cuidado de la piel… en definitiva temas que abarcan la salud del ser humano en sus tres ámbitos: social, mental y físico.
Estos temas que pueden parecer a priori recurrentes, hoy en día siguen siendo un gran foco de desinformación y confusión para la sociedad. Por eso es necesario que la figura del farmacéutico como profesional de la salud esté presente en el entorno digital para dar información fidedigna y desterrar la gran cantidad de falsedades que se extienden de forma rápida en este medio.
Nuestra intención también era llegar a esa población que habitualmente no traspasa las puertas de las farmacias comunitarias porque, salvo algunas excepciones, aún no tienen edad de padecer problemas de salud y, si los tienen, son sus padres o tutores los que se acercan a nuestras boticas en busca de una solución.
En resumen, este es nuestro proyecto y por eso decidimos presentarlo a Ia edición de los “Premios a la Innovación Social” del Consejo, porque creemos que el impacto que tienen nuestros vídeos es beneficioso para la salud de las personas, y especialmente los mas jóvenes. Tanto es así, que la atención en la farmacia cada día a esos pacientes susceptibles de recibir nuestro consejo farmacéutico podría estar en torno a 300 (lo que supone 3.600 en un año y 36.000 en 10 años).
El alcance y la inmediatez de la divulgación sanitaria que realizamos como complemento a nuestra actividad en la oficina de farmacia no tiene comparación, pudiendo alcanzar ese impacto a las pocas horas de la publicación de un sólo vídeo.
Los “Premios a la Innovación Social”, tanto en su primera como en su segunda edición, nos permitieron conocer otros proyectos maravillosos de compañeros y colegas de profesión que día a día aportan su granito de arena para alzar al farmacéutico a lo máximo que puede aspirar un profesional sanitario: mejorar la salud del ser humano.
Pero como cualquier iniciativa no sólo es importante su puesta en marcha, sino también su difusión para que el proyecto pueda seguir creciendo, pues en un mundo tan gris todos los “rayitos de color” reconfortan el alma. Precisamente eso es lo que consiguen estos premios, dar visibilidad a proyectos excepcionales nacidos desde el corazón de farmacéuticos que quieren mejorar la sociedad.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables “Premios a la Innovación Social: Farmacéuticos y ODS”, en colaboración con el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF).