Anna y Núria Domènech regentan una pequeña farmacia en el barrio de La Marina del Port en Barcelona. Su profesión les viene de familia. Desde pequeñas, su padre les enseñó que la investigación es imprescindible para encontrar nuevos tratamientos y que todo el mundo pueda disfrutar de un envejecimiento activo y saludable. Farmacia Domènech ya es una de nuestras farmacias inolvidables para que en un futuro todos y todas podamos recordar. Hoy, las entrevistamos para conocer su historia.
¿Cómo conocisteis el proyecto científico y social de la Fundación?
Desde el momento en que Pasqual Maragall hizo público que tenía Alzheimer y se puso en marcha para cambiar la historia de esta enfermedad. Más adelante, nos llegó un correo del Colegio de Farmacéuticos que explicaba el proyecto de “farmacias inolvidables” y no dudamos en sumarnos al proyecto.
¿Qué os impulsó a haceros socias?
Nosotros entendemos nuestra profesión no tanto como vender y ganar dinero, sino como un espacio para promocionar la salud y poder dar consejos para que todas las personas puedan envejecer de la mejor manera posible. En nuestro día a día vemos a mucha gente que convive con el Alzheimer y sabemos que cada vez habrá más personas que lo sufrirán, ya que la incidencia en enfermedades neurodegenerativas va en aumento. Por este motivo, queríamos formar parte de este proyecto y ayudar a través de la investigación que realiza la Fundación.
¿Qué vínculo tenéis como farmacia con el Alzheimer?
Aquí vemos a muchos clientes y clientas que sus padres se van haciendo mayores y se ven afectados por la enfermedad. A través de ellos conocemos las dudas y conflictos a los que se enfrentan en su día a día.
¿Qué habéis aprendido de esta enfermedad?
Es una enfermedad muy dura, que avanza rápidamente, con un deterioro cognitivo, físico, social y conductual. Vemos cómo afecta a las personas cuidadoras y a los familiares, que tienen un peso muy importante sobre la enfermedad, y a veces no tienen la ayuda suficiente para hacer frente a sus gastos y situaciones que están viviendo.
En este sentido, creemos que la ayuda de la Fundación Pasqual Maragall es clave. Con sus grupos terapéuticos, las personas cuidadoras tienen el apoyo que necesitan, con un espacio para expresar las emociones y sentimientos que viven frente al Alzheimer. Además, se les explica el proceso de la enfermedad para que la acepten, ya que muchas veces se resisten a ello.
“Entender la enfermedad no es fácil y la Fundación lo hace posible”.
¿Qué es lo que os resulta más interesante de la Fundación?
Nos gusta formar parte de una Fundación que está al frente de una enfermedad que a día de hoy no tiene cura y en la que podemos poner nuestro granito de arena. Queremos ser partícipes de este proyecto y que algún día podamos decir que nosotros colaboramos en encontrar un tratamiento. Todo lo que sea poder investigar, para nosotros es lo más importante.
¿Qué representa para vosotras ser una farmacia inolvidable?
Nos hace mucha ilusión ser una farmacia inolvidable. Nuestros padres eran farmacéuticos, venimos de familia farmacéutica y nuestra farmacia tiene ya cerca de 50 años. Somos pequeños, con un talante de barrio para cuidar de nuestros clientes y clientas, y creo que nuestros valores están perfectamente alineados con la misión de la Fundación.
Esta entrevista forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial del Alzheimer. Apoya la investigación, junto a la Fundación Pasqual Maragall