Según el European Innovation Scoreboard de 2022, España se destaca en Sales Impact/ Sales of new-to-market and new-to-firm innovations, que mide el volumen de negocio generado por nuevos productos o productos ocupando el segundo puesto en Europa.
El sector empresarial es el que ha contribuido de manera más decisiva a la I+D, con un incremento de la inversión del 8,2%. Especialmente notorio es la inversión que realizan las multinacionales implantadas en España que contribuyen al 38,4% de la inversión empresarial. En el sector público, se está recuperando la inversión, que en este último año registró un aumento del 3,3%.
España ha registrado tres años consecutivos de crecimiento en inversión en I+D, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), y a un ritmo superior al crecimiento del PIB nominal lo que significa que la innovación gana peso en el conjunto de la estructura productiva española.
Este es el marco conceptual en el cual nos movemos todos. Nunca se había hablado tanto de innovación empresarial como en los últimos tiempos. Hace ya muchos años, si se hablaba de innovación, se ponderaban más los riesgos que las oportunidades. Hoy es al revés. Innovar es una obligación para no correr el riesgo de quedarse atrás. Innovar significa también ser pionero, ser el primero, condición que exige una buena dosis de coraje y de osadía. Innovar no es solo inventar, también es crear nuevas herramientas a partir de sumar o combinar, de forma distinta, las ya existentes.
El Banco Mundial confirma que es necesario la innovación para que aumente el crecimiento empresarial. Esto quiere decir que, mediante el apoyo de novedosos proyectos, es posible desarrollar con éxito las economías de los países. Es importante fomentar para conseguirlo, la colaboración entre el sector privado y los centros universitarios. Con esta manera se podrán desarrollar elementos que den respuesta a las necesidades sociales y empresariales.
La innovación utilizada como estrategia está considerada como el camino más viable para obtener un crecimiento sostenible. A través de proyectos innovadores se incrementa la productividad de las empresas. Por tanto, es la manera de mejorar la competitividad de un país. Es necesario encontrar un equilibrio. Debemos respetar la línea entre lo que la industria necesita y lo que se investiga en los centros universitarios.
La combinación entre la industria y la universidad analiza la pertinencia de los proyectos para la implementación de una nueva tecnología o para el desarrollo de un nuevo producto. Por ello, la innovación como estrategia de mejora permite aprender y optimizar la gestión de proyectos y métodos de trabajo. No obstante, el proceso de adopción puede crear mejores empleos para los trabajadores al adoptar estas nuevas tecnologías.
La implementación de proyectos innovadores puede acelerar la economía de un país. Pero también ayuda a implementar mejoras tecnológicas en las empresas que permiten mejorar su competitividad. El éxito de una empresa no consiste solo en la oferta de sus productos o servicios, sino que debe aportar una respuesta real a las necesidades de los consumidores. Eso lleva que las mejoras de cualquier producto existente deben incluir innovaciones. Así destacarán del resto de competidores del mercado.
La innovación es una pieza clave y un valor añadido. Esto se puede ver en las empresas que recogen esto en su ADN. Estas tienen capacidad de reacción y adaptación ante cualquier cambio interno o externo. Solo las empresas con la capacidad de evolucionar e innovar ofrecerá una experiencia inolvidable a sus clientes. Así podrán ser más competitivas en el mercado.
La clave de la competitividad consiste en no conformarse con las ganancias obtenidas, sino en avanzar más allá y romper paradigmas que limitan la posibilidad de innovación y la creatividad.
El momento es ahora, y entre todos debemos seguir construyendo Marca España innovadora y creadora.
Esta tribuna forma parte del Dosier: Día Mundial de la Creatividad y la Innovación Sostenible.