Ahora es el momento de defender con más fuerza, pasión y compromiso la declaración universal de los derechos humanos, la cual cumple 76 años. Este documento histórico consagra los derechos inalienables que toda persona tiene como ser humano, independientemente de su raza, color, religión, sexo, idioma, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.
La Declaración fue proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en París, el 10 de diciembre de 1948 y establece, por primera vez, los derechos humanos fundamentales que deben protegerse en el mundo entero.
En las décadas transcurridas desde la adopción de la Declaración en 1948, los derechos humanos han sido más reconocidos y garantizados en todo el mundo. Ha servido de base para un sistema de protección de los derechos humanos en expansión que hoy se centra también en grupos vulnerables como las personas con discapacidad, los pueblos indígenas y las personas migrantes.
No obstante, la promesa de la Declaración de dignidad e igualdad de derechos para todas las personas, ha venido sufriendo un ataque constante durante los últimos años. Cuando el mundo se enfrenta a desafíos nuevos y continuados —como las pandemias, los conflictos, las desigualdades crecientes, la quiebra moral del sistema financiero mundial, el racismo y el cambio climático—, los valores y los derechos consagrados en la Declaración sirven de guía para nuestras acciones colectivas de no dejar a nadie atrás. Es nuestra obligación y nuestro compromiso.
La juventud en concreto, se enfrenta a retos específicos a la hora de ejercer sus derechos, al mismo tiempo que a menudo lideran el activismo en materia de derechos humanos, la participación de los y las jóvenes es un elemento clave para el desarrollo de la declaración de derechos humanos. Es el liderazgo que se debe asumir para materializar los retos en prácticas reales que resuelvan los problemas.
Hoy en día una cuarta parte de la humanidad vive hoy en lugares afectados por conflictos, un escenario donde los civiles se llevan la peor parte al ser quienes más los sufren. Ya en el Informe Anual de Derechos Humanos 2023, se advierte de forma clara como la discriminación y el racismo amenazan la dignidad humana usando como arma el desprecio que humilla, viola los derechos humanos, alimenta la desesperación y obstruye el desarrollo.
Debemos plantear políticas en las cuales todos los pueblos y naciones deben esforzarse, con el de que tanto los individuos como las instituciones promuevan el respeto a estos derechos y libertades y aseguren su reconocimiento y aplicación universales y efectivos.
El momento es ahora para trabajar juntos por los derechos y la dignidad y erradicar cualquier forma de pobreza y desigualdad, violencia, exclusión y discriminación.
Sin duda en MWCC, Madrid Capital Mundial, entidad promovida por el Ayuntamiento de Madrid y Comunidad de Madrid, encontraréis un aliado.