El voluntariado corporativo es ya una realidad imparable. Los efectos sobre el incremento de la adhesión, la implicación, el orgullo de pertenencia y, también, sobre la mejora de la imagen y la reputación de la empresa, son desde hace tiempo innegables.
Pero la situación ha cambiado brutalmente en los últimos tiempos y hace que el voluntariado corporativo alcance una nueva dimensión para las empresas y sus colaboradores. Las necesidades de cambio se aceleran, las urgencias sociales y climáticas son más evidentes que nunca y las compañías, de cualquier sector, se comprometen con objetivos claros y cuantificados que suponen cada vez más un “contrato social”.
En esta situación de aceleración es necesario más que nunca que las organizaciones se movilicen en su totalidad, y por todos los caminos posibles, hacia la consecución de esos compromisos ineludibles. Es importante, además, que las iniciativas sean en todos los sentidos y que la movilización pueda surgir de forma espontánea ante situaciones de emergencia. El COVID-19 ha sido sin duda, dentro del drama colectivo que nos ha tocado vivir, una excelente oportunidad para comprobar el nivel de vida interna de las organizaciones.
En Renault Group España tuvimos una experiencia muy inspiradora cuando, en pleno confinamiento, un grupo de más de 200 colaboradores se movilizaron espontáneamente a través de #RenaultalRescate para producir máscaras protectoras de plástico con impresoras 3D, de la empresa y propias, acudiendo al crowfunding interno y siendo capaces de fabricar en un mes y medio, cuando la situación era más complicada, más de 50.000 unidades que se pusieron a disposición de los servicios de emergencia para proteger al personal más expuesto al virus en residencias de ancianos, hospitales o policía. Pero además es necesario que el voluntariado corporativo tenga un Propósito claro. Sin abandonar por supuesto las actividades más solidarias y sociales, la necesidad de acelerar hace imprescindible incentivar y promover las iniciativas que se alinean con los propios compromisos de la compañía.
En este sentido, las tres líneas estratégicas de Renault Group en su aportación de responsabilidad social son muy claras, orientadas a aquello en lo que podemos producir un mayor impacto positivo: la preservación del Medio Ambiente, la Seguridad, y el fomento de la Inclusión desde todas sus vertientes. Estimulando el voluntariado de todas las personas de la organización en iniciativas asociadas a estas tres grandes áreas conseguimos, sin duda, acelerar en nuestro avance interno y también en el efecto externo de nuestras actuaciones.
Un ejemplo de esta forma de entender el voluntariado como acelerador de los compromisos de desarrollo sostenible de las empresas ha sido una actividad que desarrollamos recientemente. No es especialmente novedosa, pero en nuestra opinión no está suficientemente extendida: el voluntariado ambiental.
Hace unos días, en las proximidades de nuestra factoría de Palencia, en una mañana convocamos a más de 200 empleados con sus familias y conseguimos plantar 5.000 árboles de especies autóctonas en un entorno precioso del Valle del Cerrato, repoblando parte de una antigua cañada real. Una actividad alineada con los ODS y con los objetivos de reducción de la huella de carbono de Renault Group, con un efecto práctico y medible, pero que tiene muchas más vertientes positivas: la pedagógica (para niños y mayores), el trabajo en equipo y en familia y el compromiso con el entorno más próximo (la organizamos en colaboración con la Fundación Patrimonio Natural de la Junta de Castilla y León).
En definitiva, el voluntariado corporativo, alineado con los compromisos de sostenibilidad de las empresas, aporta una potente aceleración en la consecución de los cambios imprescindibles a los que nos enfrentamos como sociedad.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Día Internacional de los Voluntarios