La economía circular está redefiniendo cómo gestionamos nuestros recursos y nuestras actividades económicas, ofreciendo un camino hacia la sostenibilidad y respondiendo a imperativos éticos y ambientales urgentes. En este contexto, los desechos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) emergen como uno de los desafíos más acuciantes.
Un informe reciente del Monitor Global de Residuos Electrónicos revela cifras preocupantes: en 2019, se generaron más de 53,3 millones de toneladas de este tipo de residuos en todo el mundo. Estas estadísticas resaltan la urgente necesidad de adoptar prácticas más sustentables en nuestras economías. La gestión adecuada de los RAEE es un pilar fundamental para la viabilidad de la economía circular, lo que representa un cambio profundo en nuestra manera de concebir y manejar los recursos y actividades económicas.
Este paradigma desafía la tradicional economía lineal, que ha perpetuado un ciclo de consumo sin fin, culminando en la eliminación de productos y la generación de residuos. Tan solo en la Unión Europea, cada año, generamos más de 2.200 millones de toneladas de residuos al año, tal y como indica la Agencia Europea del Medio Ambiente. En cambio, la economía circular aboga por un enfoque que promueva la eficiencia en el uso de los recursos y minimice la producción de desechos.
En 2021, España cubrió apenas el 8,9% de sus necesidades totales de material con elementos recuperados, según la Fundación Cotec para la Innovación. Sin embargo, esta cifra está muy por debajo del objetivo del 23% fijado por el Plan de Acción de Economía Circular de la UE para 2030, lo que subraya la urgencia de mejorar las tasas de reciclaje y recuperación, especialmente para los Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE). Este tipo de desechos representa un flujo considerablemente abundante y altamente contaminante, pero también es rico en materiales recuperables, lo que lo convierte en un área clave para enfocar los esfuerzos de sostenibilidad.
La relevancia de la economía circular ha adquirido un nuevo impulso en respuesta a los desafíos ambientales y sociales contemporáneos. La rápida industrialización y el consumo excesivo de los últimos siglos han provocado una crisis ambiental sin precedentes, caracterizada por la deforestación, la contaminación y la pérdida de biodiversidad. Conforme el Programa para el Medio Ambiente de las Naciones Unidas, se generan cerca de 50 millones de toneladas de desechos electrónicos al año y se recicla menos del 40% de los mismos. Este bajo porcentaje subraya la importancia de fortalecer las políticas de gestión de RAEE para mejorar las tasas de reciclaje.
La promoción de la economía circular depende de la colaboración entre diversos sectores sociales y económicos. En respuesta a los desafíos ambientales, la Unión Europea (UE) ha liderado una estrategia sostenible respaldada por medidas y normativas para fomentar modelos económicos que reduzcan las emisiones de CO2. Esta colaboración se ha extendido globalmente, con empresas, gobiernos y organizaciones de la sociedad civil trabajando en conjunto para promover prácticas económicas más sostenibles. En este contexto, se busca mejorar la gestión de los RAEE mediante regulaciones más estrictas y una colaboración más estrecha entre los diferentes actores involucrados.
En el ámbito de los RAEE, es sorprendente cómo el diseño sostenible y las políticas de reciclaje pueden influir positivamente en nuestro crecimiento económico. Pero para aprovechar al máximo esta estrategia, tanto fabricantes como consumidores necesitan cambiar su mentalidad: es esencial comprender que la sostenibilidad y la rentabilidad pueden ir de la mano. Según estimaciones recogidas en la Resolución del Parlamento Europeo de febrero de 2021, adoptar esta mentalidad podría aumentar el PIB de la UE en otro 0,5 % y generar más de 700.000 empleos nuevos para 2030.
Esta modificación de perspectiva implica pasar de una cultura de “usar y desechar” a una cultura de reutilización, reciclaje y diseño sostenible. La innovación desempeña un papel central en este proceso, ya que nos permite descubrir métodos innovadores para reciclar y revalorizar materiales antes considerados desechos. A medida que enfrentamos los desafíos ambientales y sociales del siglo XXI, adoptar y promover activamente la economía circular se vuelve más urgente que nunca.
Esta tribuna forma parte del Dosier: Día Mundial de la Tierra 2024