Debido al contexto social en el que nos encontramos ahora mismo, las empresas deben apostar más que nunca por la responsabilidad social, desde su CEO hasta la base de sus trabajadores, pasando por toda su cadena de valor, ya que la recuperación tiene que ser sostenible, apostando por la innovación y digitalización, y todo ello sumado a la ventaja competitiva que genera la RSE. Se trata de una nueva oportunidad de negocio en el que poder basar nuestra actividad y que repercutirá, ya no solo en forma de una mayor rentabilidad empresarial, sino también en un beneficio global para la población, logrando una vuelta a la normalidad más sostenible.
Con todo ello, tenemos que plantear la RSE a largo plazo para poder lograr los objetivos marcados, establecer unas metas cuantificables para poder contabilizar el impacto medioambieltal y social generado y realizando una comunicación de calidad. Uno de los principales retos al que nos enfrentamos es que todo el tejido empresarial, hasta las pequeñas empresas y autónomos, desarrollen su actividad de forma sostenible, logrando que toda la cadena de suministros cumpla ciertos estándares de responsabilidad social empresarial. Para ello debemos colaborar entre todos los actores para facilitar a la pequeña y mediana empresa las herramientas necesarias para ello.
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