El Objetivo de Desarrollo Sostenible 11 (ODS 11), uno de los 17 establecidos por las Naciones Unidas en 2015, busca “lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles”. Este objetivo reconoce tanto el papel vital que desempeñan las ciudades como motores del progreso social y económico, como los desafíos que plantean el crecimiento urbano, la contaminación, la pobreza, la desigualdad y el cambio climático.
Uno de los aspectos clave para lograr ciudades sostenibles es el transporte público. Este puede contribuir a mejorar la movilidad, la accesibilidad, la seguridad vial, la reducción de emisiones y la inclusión social de las personas que viven en las zonas urbanas.
Dentro del ODS 11, la meta 11.2 establece el objetivo de “proporcionar acceso a sistemas de transporte seguros, asequibles, accesibles y sostenibles para todos y mejorar la seguridad vial, en particular mediante la ampliación del transporte público, prestando especial atención a las necesidades de las personas en situación de vulnerabilidad, las mujeres, los niños, las personas con discapacidad y las personas de edad”. La buena noticia es que diversas tecnologías están allanando el camino hacia este objetivo.
El uso de tecnologías innovadoras está revolucionando el transporte público y, por ende, la movilidad urbana en su conjunto. Sistemas para la gestión del transporte permiten la monitorización y control del servicio, mejorando la eficiencia operativa. Además, sistemas de información en tiempo real proporcionan a los pasajeros datos sobre horarios, retrasos y condiciones del tráfico, permitiéndoles planificar sus viajes de manera efectiva.
Los sistemas de pago electrónico, como tarjetas inteligentes y aplicaciones móviles, simplifican el proceso de pago y agilizan el embarque de pasajeros. Las cámaras de vigilancia mejoran la seguridad en los vehículos y estaciones, creando un entorno más seguro para los usuarios. Además, tecnologías como Wi-Fi, pantallas informativas y aplicaciones móviles mejoran la experiencia del pasajero, haciendo que el viaje sea más cómodo y agradable.
Tecnologías digitales
La irrupción de la Inteligencia Artificial en todos los ámbitos tecnológicos supone una gran oportunidad para el transporte público, así como para la gestión de la movilidad urbana en general. La optimización eficiente de rutas y horarios mediante algoritmos de IA reduce tiempos de espera y mejora la puntualidad, creando una experiencia más fluida para los ciudadanos. Además, la IA permite obtener predicciones precisas sobre patrones de viaje, facilitando una planificación urbana más informada y sostenible. Esta anticipación de las necesidades de movilidad también ayuda a reducir la congestión, disminuyendo las emisiones de gases de efecto invernadero y mejorando la calidad del aire en las ciudades.
Más allá del trasporte público, la IA aplicada a vehículos autónomos va a posibilitar revolucionar toda la movilidad. Vehículos autónomos equipados con sistemas de IA avanzados mejorarán la seguridad vial, optimizarán el tráfico y transformarán el uso del espacio urbano. La capacidad de estos vehículos para comunicarse entre sí y con la infraestructura creará un ecosistema de movilidad conectado, minimizando accidentes y maximizando la eficiencia del tráfico.
Sin embargo, el uso de la IA también plantea desafíos éticos, legales y sociales que deben abordarse. Uno de ellos es la ciberseguridad, que se refiere a la protección de los sistemas informáticos frente a ataques maliciosos o accidentales que puedan comprometer su funcionamiento o su integridad. La ciberseguridad es clave para garantizar que las aplicaciones de IA no pongan en peligro la seguridad o privacidad de las personas.
GMV, experta en sistemas para transporte público, tecnologías de IA y ciberseguridad, está comprometida con los ODS y seguirá apostando por el desarrollo tecnológico como la fuerza motriz clave para su consecución.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial de las Ciudades, en colaboración con Holcim España.