Seguro conoces a alguna mujer así. Alguna amiga, tía, prima, hermana…
La decisión de dedicar tiempo a la familia es una de las más importantes que toma una mujer a lo largo de su vida. Ya sea por elección propia, por motivos culturales o por las circunstancias que se presenten, muchas mujeres optan por pausar su carrera profesional para enfocarse en la crianza y el cuidado de sus hijos, pareja y/o familiares. A mí me pasó. Decidí que la ventana de tiempo que tenía para ver a mis hijos crecer, no me la regresaría nadie ni valía el más alto sueldo. Y lo cuento porque para mí, en ese momento, tener a mi familia unida, creciendo en amor y yo poder disfrutar de ella sin tener que correr por la carretera a Santa Fe, o tener juntas en el coche, o pensar en el horario que provocaría que perdiera una fiesta infantil o una función de teatro, era lo mas valioso.
Pero, esta decisión no debería implicar un obstáculo para mi futuro desarrollo profesional. Al cabo de un tiempo yo, como otras mujeres, buscamos reincorporarnos al mundo laboral, y nos encontramos con una serie de desafíos y obstáculos que dificultan este proceso.
En muchos casos, la mujer decide retomar su carrera por motivos económicos, ya sea por un divorcio, por la defunción de su pareja o simplemente por la necesidad de aumentar los ingresos familiares, que por cierto, vimos muy afectados después de la pandemia. En otras ocasiones, el deseo de volver a sentirse realizada profesionalmente o de aportar sus talentos y habilidades a la sociedad es el principal motor.
¿A poco no?
Independientemente de la razón, es importante reconocer que las mujeres que hemos dedicado tiempo a la familia hemos desarrollado una serie de habilidades y capacidades que son altamente valoradas en el ámbito laboral. Por supuesto me refiero a todas las habilidades que se gestaron en ese tiempo como, la organización, la planificación, la resolución de problemas, la comunicación efectiva, la capacidad de trabajar en equipo y la empatía, por mencionar solo algunos.
En México sabemos que el 51% de la población son mujeres. Y, los 50’s son los nuevos 40’s. Debemos ajustarnos a este cambio en la sociedad donde las mujeres maduras siguen en edad de producir y contribuir laboralmente.
¿Vas a dejar ir una gran candidata?
Yo me topé con lo siguiente: las empresas y los jóvenes reclutadores no siempre reconocen que la experiencia es un activo invaluable. Los empleados con experiencia suelen ser más eficientes, cometer menos errores y tener una mayor capacidad para adaptarse a nuevos desafíos. Además, pueden aportar una perspectiva valiosa y una visión diferente a la de los empleados más jóvenes. Esto sin mencionar que tienen en muchas ocasiones, valores más arraigados como la lealtad y la honestidad. No sé si alcanzan a ver todo esto en un CV porque muchas veces ni siquiera se toman la molestia de entrevistarte.
En el trajín de todos los días, con las “grandes” cantidades de CV’s que reciben, y donde ahora utilizan los filtros de IA, no estoy segura que los algoritmos que meten en estos filtros logran vislumbrar a un gran candidato tan solo leyendo las “palabras clave” que se ajustan a la descripción del puesto o la vacante. ¿Cómo se hacía antes? ¿Se acuerdan cuando los humanos entrevistaban y buscaban reconocer los valores de las personas? Eso sí era tener talento para reclutar al mejor candidato. Ahora tal vez, estás dejando ir a una gran candidata….
Los invito a reflexionar…
En el marco del día de la mujer, hagamos una pausa y empecemos a pensar cómo eliminar los sesgos discriminatorios por la edad o por tener un “hueco” en el CV, y reconsideremos los criterios de selección, incluyendo los algoritmos de IA. Se deben valorar la experiencia y las capacidades de las mujeres que han dedicado tiempo a su familia como una riqueza y fortaleza intangible, y brindarles la oportunidad de demostrar su talento y potencial.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: 8M, Día Internacional de la Mujer 2024.