Hablar de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DD.HH.) es hablar de uno de los hitos más importantes de la humanidad; es hablar de valores universales como la libertad, la justicia, la dignidad o el progreso social.
Han pasado ya 75 años desde que la Asamblea General de Naciones Unidas proclamara esta Declaración Universal y hoy, más que nunca, tiene un enorme significado recordar su trascendencia y vigencia, así como reflexionar y profundizar en sus 30 artículos, de manera que sigan sirviendo de fuente de inspiración para la humanidad.
Porque no hay que olvidar que más de 80 declaraciones y tratados internacionales, numerosas convenciones regionales y leyes nacionales están basadas en la Declaración, constituyendo así un sistema vinculante para el respeto, la promoción y la protección de los derechos humanos.
Derechos humanos y empresas
Pero ¿qué papel tenemos las empresas en esa protección de los derechos humanos? Yo diría que un papel muy notable y, en este sentido, es especialmente relevante la aprobación, en 2011, de los Principios Rectores sobre Empresas y Derechos Humanos.
Estos Principios Rectores se basan en tres obligaciones determinantes: (1) Los Estados deben respetar, proteger y cumplir los derechos humanos y las libertades fundamentales; (2) las empresas deben cumplir todas las leyes aplicables y respetar los derechos humanos; y (3) todo ello debe ir acompañado de recursos adecuados y efectivos en caso de incumplimiento.
Sin lugar a duda, las empresas -en especial las grandes empresas- tenemos un rol social muy relevante como palancas de transformación. Por nuestra capacidad para crear empleo, impulsar la inclusión y la diversidad, invertir, innovar o luchar contra la emergencia climática, las empresas impactamos muy positivamente en la sociedad, pero también es cierto que hay determinados aspectos de cualquier actividad económica sobre los que hay que estar muy vigilantes por poder implicar posibles impactos adversos.
Precisamente por ello, y según establecen los Principios Rectores, las empresas deben contar con el compromiso político de asumir su responsabilidad de respetar los DD.HH.; disponer de un proceso de diligencia debida en esta materia; y, finalmente, establecer procesos que permitan reparar las consecuencias negativas sobre los derechos humanos que hayan provocado o contribuido a provocar.
Iberdrola, con los derechos humanos
En Iberdrola, respetamos con convicción los derechos humanos y actuamos siempre con responsabilidad hacia las personas, el medio ambiente y las comunidades en las que estamos presentes.
De hecho, nuestro propósito corporativo, “continuar construyendo cada día y en colaboración un modelo energético más eléctrico saludable y accesible”, así como nuestros valores basados en la sostenibilidad, la integración y el dinamismo, nos guían hacia una transición energética con el foco puesto en las energías limpias, el acceso a la energía, la salud de las personas y la preservación del planeta.
En Iberdrola, hemos ido construyendo una cultura corporativa global en el ámbito de los DD.HH. cuyo pilar principal es la Política de respeto de los derechos humanos, la cual impregna no solo una estrategia global sostenible y transformadora, sino también una gestión social proactiva, que pone a las personas en el centro de las decisiones.
Para desarrollar nuestra Política, contamos con un Sistema de debida diligencia en derechos humanos, que constituye un proceso continuo destinado a identificar y gestionar los posibles riesgos e impactos adversos asociados al desarrollo de nuestras operaciones y proyectos en todas sus fases.
Este Sistema pretende evitar riesgos tanto para nuestra compañía, como para la cadena de suministro, sus trabajadores y las comunidades en las que operamos, integrando las necesidades, opiniones y expectativas de nuestros Grupos de interés. Para gestionar esos posibles impactos adversos, el Sistema incluye procesos y planes de mitigación, así como sistemas de quejas y reparación.
Compromisos públicos
Reflejo de nuestro compromiso con los DD.HH., Iberdrola ha adquirido numerosos compromisos públicos en este ámbito, entre los que destacan:
- Respetar los derechos humanos y laborales reconocidos nacional e internacionalmente.
- Rechazar el trabajo infantil y el trabajo forzoso o cualquier otra forma de esclavitud moderna.
- Respetar la libertad de asociación y negociación colectiva, así como la no discriminación, y los derechos de las minorías étnicas y de los pueblos indígenas.
- Respetar el derecho al medioambiente de todas las comunidades en las que opera, y el acceso a la energía como un derecho relacionado y vinculado con otros derechos humanos.
- Promover una cultura de respeto de los derechos humanos y la sensibilización en esta materia de sus profesionales.
- Transmitir a todos los Grupos de interés la relevancia del respeto a los derechos humanos y laborales, y de exigir el mismo compromiso a todos los socios empresariales.
Además, en un ejercicio de transparencia y de responsabilidad, en 2022 Iberdrola publicó el primer Informe de derechos humanos, verificado por externos, donde se muestra tanto nuestra gestión integral de los DD.HH., como el compromiso de vigilancia y mejora continua en el cumplimiento de estos.
Ejemplo de ello es que, con motivo del 75 aniversario de la Declaración de los Derechos Humanos, Iberdrola está realizando distintas acciones entre su equipo humano, con el fin de recordar la trascendencia de los DD.HH., la necesidad de protegerlos y el papel de la empresa y cada uno de sus empleados en todo el proceso.
Además, en Iberdrola ya nos estamos anticipando a las exigencias de la próxima Directiva europea sobre diligencia debida de las empresas en materia de sostenibilidad que, con el objetivo de fomentar un comportamiento empresarial sostenible y responsable, emplazará a las empresas a identificar, prevenir y diseñar medidas que afronten los posibles efectos negativos de sus actividades en el medioambiente y en los derechos humanos.
Ya tenemos mucho avanzado, pero seguiremos trabajando, más si cabe, para ser un referente del sector energético en esta materia que, además, está estrechamente unida al desarrollo sostenible global y al cumplimiento la Agenda 2030, dos objetivos prioritarios para Iberdrola.