Al reflexionar sobre el 20 aniversario del Pacto Mundial, me viene a la mente aquella canción de Joan Manuel Serrat “Ara que tinc vint anys”, una canción optimista, vitalista, esperanzadora. Así recuerdo esos inicios con la responsabilidad social. Con fuerza, pasión, energía, lucha. Y 20 años más tarde, aunque quizás con algo menos de energía fruto de la edad, siguen estando presentes esos sentimientos motivacionales de trabajar por una sociedad y un mundo mejor.
Recuerdo cuando en Mutua Universal firmamos en 2005 esa primera carta de adhesión dirigida al secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan. Marcó un antes y un después en la historia de las empresas porque nos incentivó a adoptar prácticas más éticas y sostenibles, integrando principios de derechos humanos, laborales, medioambientales y de lucha contra la corrupción en nuestras operaciones. Fueron años de poner encima de la mesa conceptos como Códigos de Conducta, valores, principios, gestión de grupos de interés o stakeholders, declaraciones de respeto, políticas responsables. Años en que algunos te miraban “raro” por hablar de esa manera y porque se sentían invadidos e intimidados en sus propias áreas de gestión. La RSC venía a ayudar a posicionar esos trabajos, a darles valor y a potenciar mejoras a nivel de impactos. Me temo esa lucha en cierta medida sigue aún abierta.
En términos de naming y de posicionamiento, hemos visto como las empresas hemos ido utilizando diversas nomenclaturas como Responsabilidad Corporativa, añadiendo la palabra “Social” más tarde, posteriormente Sostenibilidad o ASG/ESG. Quizás con esos tecnicismos seguimos contribuyendo a generar confusión en la gran mayoría de las personas. En cualquier caso, todos ellos, dos décadas después, siguen buscando gestionar las organizaciones en base a impactos económicos, sociales y medioambientales.
En 2008, con la crisis económica global se llegó a cuestionar los compromisos sociales y ambientales, mientras muchos enfrentaban problemas de solvencia y viabilidad financiera. Fue una prueba de fuego para la sostenibilidad, superada y reforzada ya que la crisis trajo una oportunidad para la transformación y la reflexión. De igual manera pasó con la pandemia de la COVID-19 que provocó una disrupción sin precedentes en el mundo empresarial. Las restricciones de movilidad, el cambio repentino hacia el teletrabajo y las alteraciones en las cadenas de suministro forzaron a las empresas a adaptarse rápidamente a nuevas realidades. Y a pesar de todo ello, una vez más, la sostenibilidad salió reforzada. En Mutua Universal también.
Con la crisis sanitaria, las empresas reflexionamos sobre nuestro propósito social, aceleramos la digitalización, nos adaptamos a los cambios de forma ágil, rápida sin apenas suspirar. Todo bajo un inmenso compromiso social. Fue el momento también de repensar nuestras estrategias para que fueran más inclusivas y equitativas, en donde la salud y el bienestar eran las dos protagonistas tanto en el entorno laboral como en la comunidad en general. Afianzamos aún más la relación de confianza con clientes, pacientes, plantilla y otros grupos de interés, lo que llevó a una revalorización de las estrategias de Sostenibilidad como un componente esencial para la recuperación y la estabilidad a largo plazo.
La Agenda 2030 también ha proporcionado todos estos años un marco integral para abordar los desafíos globales. Al igual que el Acuerdo de París. No obstante, aún hay mucho por hacer respecto a la reducción de emisiones. Prueba de ello es la nueva enmienda sobre el cambio climático introducida en diversos sistemas de gestión ISO.
Nos viene por delante el tsunami regulatorio de la UE en materia de sostenibilidad, que volverá a poner a prueba a las empresas y a sus áreas de Sostenibilidad ya que tendremos que trabajar en nuevas estrategias corporativas transversales y de impacto en todos los grupos de interés. Es tiempo de doble materialidad, de taxonomía ambiental y social, de derechos humanos, de debida diligencia, de empresas regenerativas. Es tiempo de seguir involucrándonos para afrontar nuevos retos y desafíos que elevarán el grado de exigencia de las empresas para su propia mejora y el de la sociedad.
El Pacto Mundial de la ONU, nos seguirá guiando en la integración de esos principios de conducta relacionados con los derechos humanos, el trabajo, el medio ambiente y la lucha contra la corrupción. En Mutua Universal seguiremos acelerando un cambio de cultura interno para contribuir a la mejora de la salud y el bienestar de las personas, de la sociedad y del planeta.
Y seguiremos buscando la vitalidad, pasión y energía para hacer frente a todo ello.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: 20 aniversario del Pacto Mundial de la ONU España.