Confieso que yo siempre he tenido la necesidad de hacer cosas, y desde ese momento empecé a darle vueltas a cómo se podría tatar de ayudar, de alguna manera, a todas aquellas personas que se viesen en unas circunstancias similares.
El que la sigue la consigue, dice el refranero, y así, en 2019 acometí un proyecto de reforma integral en la farmacia que a su vez me dio la oportunidad de poner en marcha otro que tanto María como Cristina me inspiraron; una farmacia accesible e inclusiva.
La reforma de la farmacia incluyó una rampa de acceso muy suave con puertas automáticas que dan entrada a un espacio de atención al público amplio, donde cualquier persona con movilidad reducida puede moverse de forma totalmente autónoma.
En la zona de mostradores, se habilitó uno más bajo para facilitar a aquellas personas de baja estatura o que utilicen silla de ruedas puedan sentirse más cómodas.
Se aprovechó esta circunstancia también para calificar este mostrador como “PUESTO PREFERENTE”, y se utiliza mucho sobre todo para esos momentos de colas en la farmacia, en los que se intenta atender con prioridad a personas que lo necesitan; personas mayores, mujeres embarazadas, padres con hijos pequeños e incluso para personas con TDA que por su condición les supone un gran esfuerzo esperar una cola, etc.
Con esta misma filosofía, se “tuneó” la báscula de pesada y toma de tensión con unas pegatinas de fácil lectura, de forma que cualquier persona pueda medirse la tensión o pesarse sin necesidad de pedir ayuda, lo que les hace ser más autónomos y, sobre todo, más felices.
En la misma línea, hace 2 años surgió la oportunidad de colaborar con la asociación leonesa DOWN LEON AMIDOWN en la realización de prácticas tuteladas con el fin de dar visibilidad a personas con discapacidad intelectual.
Con estas prácticas se ha tratado sobre todo de eliminar estereotipos creados por falta de conocimientos o de interés. En definitiva, hacer visible la gran cantidad de cosas que estas personas son capaces de hacer.
Como todo lo novedoso, al principio no se sabía cómo se iba a desarrollar nuestro día a día en la farmacia con el lío habitual, el laboratorio, la zona de atención al paciente.
Pero la sorpresa fue infinita…
Cada semana, un adjunto de la farmacia acompaña al alumno en la realización de sus prácticas.
Durante este periodo de 3 meses los alumnos realizan diferentes funciones, siempre supervisados por su tutor de la semana:
- Ayudan a la hora de la dispensación metiendo los medicamentos en las bolsas y dándoselas al paciente.
- Ayudan a las personas a tomarse la tensión y el peso.
- Miran caducidades de los productos de parafarmacia y si es necesario, reponen.
- Ayudan a la hora de la recepción de pedidos y de colocación de los mismos.
Pero a lo que más han ayudado es a ver la vida de otra manera.
Han ayudado a saber trabajar en equipo, a respetar al compañero de trabajo, a reírnos de las cosas simples, a saber solucionar los problemas sin agobios.
Han ayudado a conocerles, a quitarnos ese miedo de “¿cómo le trato?”; a reconocer que son adultos, responsables y trabajadores, siempre dispuestos a colaborar y ayudar en todo lo que puedan.
Y por supuesto, a recordar que la hora del café es sagrada!!!
Una vez que todo esto estuvo implantado en la farmacia, el COF de León sugirió la posibilidad de presentar este proyecto a los PREMIOS ODS del CONSEJO, ya que como farmacéuticos comunitarios somos referentes sociales y desde nuestras oficinas de farmaciapodemos aportar, entre otras cosas, muchos valores.
En definitiva, el principal objetivo es poner nuestro granito de arena para intentar que nuestra sociedad sea cada día un poco más empática, y que entre todos reconozcamos que la inclusión ES COSA DE TODOS.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables “Premios a la Innovación Social: Farmacéuticos y ODS”, en colaboración con el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF).