Esfuerzo, sí, pero también ilusión por sacar adelante un trabajo de reflexión sobre la implantación de la gestión sostenible en las organizaciones en aras de hacer más fácil esta labor para todo tipo de empresas y organizaciones independientemente del tamaño, del tipo de titularidad y de la actividad que realice. Esfuerzo e ilusión, sí, pero también fuerza de voluntad y fe en nuestras posibilidades para seguir adelante y convertir en realidad lo que en un principio ni siquiera aparecía dentro de nuestras aspiraciones.
La RSC nos unió, pero también las ganas de poder contribuir a aportar nuestro granito de arena hacia un nuevo modelo que contemple la RSC como esa fuerza transformadora que contribuya al enriquecimiento y a la mejor gestión de las organizaciones y por ende a la mejora de toda la sociedad.
Los tiempos que nos están tocando vivir, son , cuanto menos, convulsos. La globalización, la rapidez de los cambios tecnológicos, la incertidumbre reinante a todos los niveles, políticos, económicos, sociales, el alejamiento de la persona del centro de la toma de decisiones, la falta de un diálogo constructivo con todas las partes implicadas en las actividades de las organizaciones, la identificación de las necesidades reinantes y de las oportunidades para, asumiéndolas, poder contribuir a una mejora de la situación, hace que cada vez sea más necesario una gestión sostenible que vaya mucho más allá de una visión cortoplacista y alrededor de uno mismo , sino que tenemos que ir implantando un modelo basado en la responsabilidad que contemple las consecuencias de cada una de las decisiones bajo todos los prismas relacionados con los grupos de interés a los que he hecho mención con anterioridad: los clientes, los accionistas, los empleados, los proveedores, las administraciones y organizaciones con las que de una u otra forma nos relacionamos, y, en definitiva, la sociedad en su conjunto, puesto que sin esta perspectiva fracasaríamos en la finalidad última que nos tenemos que imponer en nuestras respectivas actividades.
Los problemas que hay a nuestro alrededor son de tal magnitud en todos los órdenes que queramos contemplar: el cambio climático, los conflictos internacionales, el terrorismo, una crisis de la que todavía no vemos el final fruto entre otras cosas de un egoísmo exacerbado, de una codicia sin fin, de un alejamiento importante de la ética, de una falta de diálogo profundo y sincero entre todas las partes afectadas, que hace que sin más dilación se tenga que imponer unas nuevas formas de hacer las cosas y de gestionar las organizaciones.
Nuestra forma de abordar esta situación parte del hecho que independientemente que las grandes organizaciones dispongan de más medios para afrontar la situación, todas las organizaciones pueden empezar aplicando remedio y contribuyendo a la mejora de la sociedad.
La RSC se presenta pues como un instrumento crucial para poder contribuir al cambio social, mejorando a las organizaciones y por consiguiente a las personas que formamos parte de ella. Todos somos importantes. Todos somos esenciales, pero tenemos que empezar asumiendo la situación a nuestro alrededor; tenemos que conocer el estado real de cada una de nuestras organizaciones y a partir de ahí tenemos que empezar a introducir elementos y procesos que ayude a impulsar el modelo de la gestión sostenible. Por ello ponemos una guía muy sencilla de autoevaluación de cómo se encuentra la RSC en cada organización y a partir de ahí en cada uno de los apartados en los que hemos dividido el modelo, una serie de recomendaciones, indicadores, etc que nos ayuden a la implantación de ese proceso de mejora continua alrededor de la RSC que nos ayude a conformar una nueva Sociedad más justa, más próspera, más solidaria y en la que todos nos sintamos más corresponsables.
La solución es posible. Un mundo mejor, más sostenible y más corresponsable es necesario. La RSC es el arma de presente y de futuro para la transformación social.