El nuevo entorno mundial condiciona de modo importante a las empresas por dos hechos fundamentales: la globalización económica y el aumento de los requerimientos sociales necesarios para actuar en dicho mundo global. La empresa es, sin duda, uno de los motores principales del desarrollo económico y del progreso social, pero su actividad debe de ejercerla de una manera ética, sin dar más importancia al beneficio económico que a los aspectos sociales o medioambientales.
Una tendencia ineludible en las empresas con vocación de excelencia y que, desde el Club Excelencia en Gestión, difundimos entre nuestros socios y la sociedad en general. Este movimiento surge como respuesta a una serie de prácticas económicas poco éticas que generaron crisis financieras y una gran desconfianza en los mercados de valores a inversores particulares e institucionales hace unos años; y que, gracias a la actual sociedad de la información, se han conocido en poco tiempo.
La separación existente entre la propiedad de las grandes empresas anónimas y su gestión, por un lado, y la necesidad de poder asegurar una correcta actuación con todos los agentes que intervienen, por otro, es la esencia de los sistemas de buen gobierno corporativo. Se trata con ellos de tener en cuenta la competitividad de las empresas junto con una gestión responsable y transparente, y así poder garantizar el crecimiento futuro y sostenible de las mismas.(…)
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