La estrategia renovada de la Unión Europea para los próximos años afirma que la Responsabilidad Social de las Empresas (RSE) es aplicable a todas ellas. Se entiende por RSE aquella responsabilidad que tienen y deben liderar las propias empresas por el impacto de su actividad en la sociedad.Sin embargo, en realidad, no todas tienen la misma visión al respecto. La mayor parte de las grandes de empresas, por su dimensión, están más convencidas de que la RSE debe formar parte de su planificación estratégica a largo plazo. La consideran clave en su desarrollo e innovación empresarial, constituye un valioso activo intangible y proporciona una clara ventaja competitiva, fundamentalmente como elemento diferenciador.
Las
pymes, al plantearse su adopción por convicción y no por obligación, ponderan la inversión necesaria en recursos y el esfuerzo a realizar, frente a los beneficios inmediatos y futuros.Por lo tanto, es lógico que, especialmente las microempresas, no puedan tomar mayoritariamente este camino.Si analizamos los motivos de las pequeñas empresas parainiciarse en este concepto en sus relaciones con su entorno, encontramos que, generalmente, el carácter de sus propietarios tiene mucho que ver, algo que no siempre ocurre en las grandes.
En Aragón tenemos un carácter peculiar con magníficas cualidades para que un empresario sea más proclive a la adopción de estas políticas.Como ejemplo, la primera pyme española incluida como caso integrado en la base de datos de la Comisión Europea sobre Buenas Prácticas de Responsabilidad
Social Corporativa fue una empresa oscense, Harineras Villamayor, cuyo dueño encontró en la Responsabilidad
Social la concreción a las políticas
que llevaba a cabo en su empresa y que se resumían en su buena gestión, su buen hacer, sus buenas relaciones y el
compromiso con su entorno.
Pero, mas allá de esta motivación personalista, la empresa, pequeña o no, debe adoptar la RSE, porque al final acaba por maximizar su beneficio, haciéndola más competitiva a largo plazo. El reto es demostrar que contribuye claramente a ese objetivo. Por esta razón, se impulsaron desde el Gobierno de Aragón dos iniciativas en esta materia.La primera, para apoyar a las empresas en el camino hacia esta excelencia empresarial. En 2002 se convocaba la primera línea de ayudas en Europa dirigida a la adopción de este concepto, subvencionando actuaciones de políticas de RSE en materias medioambientales, sociales y económicas o su formalización y reconocimiento con certificaciones de reconocido prestigio. La segunda, el Premio Aragonés a la Responsabilidad
Social de las Empresas del Gobierno de Aragón. Creado en 2004, laComunidad Autónoma de Aragón era la primera en otorgar un galardón de carácter honorífico en esta materia. Su objetivo es difundir y promover este concepto dentro de nuestra sociedad y servir de ejemplo de buenas practicas al tejido empresarialaragonés.
Actualmente, está convocada la sexta edición, con tres nuevas modalidades: Excelencia, Iniciación y Acción. En Aragón, no solo el Gobierno de Aragón ha sido pionero en sus iniciativas, sino que otros agentes sociales han llevado a cabo actuaciones relevantes en el panorama nacional. Cabe citar como ejemplo la celebración del Congreso Nacional de RSE en Zaragoza, ya en su tercera edición y con iniciativa privada, o la reciente creación de la Asociación Aragonesa para el Desarrollo de la RSE, al amparo de la Cámara de Comercio e Industria de Zaragoza. En definitiva, creemos que la apuesta realizada por la RSE tiene todavía un largo recorrido por delante.
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