El grado de eficiencia de un sistema financiero dependerá de la conjunción de múltiples factores entre los que se encuentran la accesibilidad, transparencia, capacidad de adaptación a los requisitos de los agentes y los costes que éstos soportan al operar en él, y su contribución al desarrollo socioeconómico de los pueblos y comunidades en donde actúa. Sin embargo, el funcionamiento real de los mercados y de los intermediarios constata que los sistemas financieros adolecen de defectos que, en ocasiones, generan desigualdades e injusticia social.(…)
En España el sector financiero, más concretamente el bancario, es un sector saneado, y es considerado como uno de los más eficientes de toda Europa. Y pese a que no ha incorporado la RSC como algo estratégico dentro de sus diversas líneas de negocio, contamos con algunos ejemplos de buenas prácticas dentro del sector. Entre ellas destacamos el papel asumido por las cajas de ahorro a favor de las microfinanzas y el compromiso desde algunas entidades financieras de comenzar a contemplar criterios medioambientales en sus procesos de concesión de créditos.
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