En estos años, hemos asistido la oportunidad a lo que podríamos llamar el boom de la innovación en el discurso político y social, y hemos presenciado cómo la comunicación y la percepción pública de la innovación han dejado de ser preocupaciones exclusivas de un círculo reducido de investigadores sociales para integrarse en la estrategia empresarial. (…)
Todo esto es, si cabe, más importante si asumimos que la biotecnología sanitaria afronta sus propios retos de relación con el público (transgénesis, clonación, xenotransplantes…). Dichos desafíos son atribuibles, por una parte, al carácter innovador de sus productos y por otra, a su vinculación con otras aplicaciones tecnológicas en sectores dispares (agricultura, alimentación, bioprocesos) que multiplican los mensajes, canales y audiencias a considerar.
La complejidad es mayor en el entorno europeo, donde se da una controversia trasnochada respecto a los organismos genéticamente modificados.
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