Algunos de los elementos básicos que conllevala RSE–voluntariedad, unilateralidad y libre decisión de la empresa– conducen, de forma necesaria, a que se aborde esta cuestión con un enfoque flexible, ‘a medida’ para cada situación y en función de factores como la cultura corporativa y los valores propios de cada organización. Pero me parece que es interesante considerar también la ‘expectativa’, es decir, lo que la sociedad espera.
Por encima de las estrategias y las teorías, las actuaciones de las empresas y sus compromisos deben ser apreciados y percibidos como un bien social. Creo que esta obtención de un beneficio social es la ‘prueba del nueve’ para demostrar que no aplicamos voluntariedad y excelencia únicamente para vender más, mejorar la imagen o atraer talento, sino a favor de un modelo de trabajo, producción y consumo sostenibles.
Con frecuencia, esta ‘cadena de valor de la responsabilidad’ es el fruto de entrelazar voluntades y complicidades en las diferentes escalas del proceso productivo: la obtención de materias primas, la industrialización, el transporte, el manipulado, la distribución y el destinatario final.(…)
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