Considero oportuno iniciar este artículo con esta reflexión que nos sitúa en el verdadero origen de la RSC, y que nos hace comprender la necesidad de generar acciones y de implementar procedimientos y mecanismos globales que propicien cambios en la cultura empresarial, y potencien la capacidad transformadora de la empresa a través de la generación de impactos positivos y de la aplicación del principio de precaución para evitar o mitigar los negativos. Efectivamente estamos asistiendo a procesos de transformación que no son fáciles de asimilar y que realmente suponen, el inicio de una nueva interrelación entre los distintos agentes que conforman la sociedad, y la necesidad de establecer, por tanto, normas que regulen este nuevo entramado social.
Llevamos cerca de diez años, en España algo menos, de pleno debate en torno a la RSC y del papel que debemos jugar cada uno de los agentes que formamos la sociedad a favor de un desarrollo sostenible. Y, pese a que nos queda mucho trabajo por delante, no debemos subestimar la sensibilidad, conocimientos y prácticas que la sociedad está desarrollando de forma consciente e inconsciente y que están contribuyendo a un desarrollo de la RSC.(…)
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