Para un segundo y cierra los ojos. Piensa en tu entorno más cercano… casa, colegio, universidad, oficina… y hazte esta pregunta: ¿ves a hombres y mujeres por igual en las posiciones de poder y de toma de decisiones?
En una sociedad tan avanzada como la nuestra en todo lo relacionado a la tecnología, la educación, la cultura y la investigación, entre otras actividades, donde hemos sido capaces de conseguir en un tiempo récord no una, sino varias vacunas para hacer frente a la Covid-19, no hemos logrado aún conseguir la ansiada paridad de género en las esferas de poder.
Avalado por cientos de datos que demuestran los beneficios económicos de contar con mujeres y hombres por igual en posiciones de liderazgo, solo encontraremos una de cada cuatro mujeres en estos estamentos de poder. En España, por ejemplo, si hubiera más mujeres líderes en los gobiernos, las empresas y los medios de comunicación, entre otros sectores económicos, hasta alcanzar o incluso elevar el umbral de paridad, la riqueza del país se elevaría y la economía española pasaría a convertirse en una de las diez más potentes a nivel mundial. Pero solo hay un 25,8% de infrarrepresentación femenina en puestos de liderazgo en las esferas críticas de influencia.
Aunque el nuevo panorama laboral, más digitalizado, ha ido eliminando algunos de los obstáculos tradicionales para la proyección de las mujeres, existen aún varios indicadores que muestran que la brecha laboral entre hombres y mujeres requiere de mucho esfuerzo por parte de gobiernos, instituciones y empresas. No sólo en cuanto a salario, calidad de sus empleos o duración de sus contratos, sino también a las oportunidades para ocupar puestos directivos y de responsabilidad. Y, en este escenario, son algunas de las grandes empresas las que están asumiendo y afrontando estos retos para impulsar el liderazgo femenino y construir compañías más inclusivas, diversas, justas y equitativas, como es el caso de Lenovo.
Entonces, ¿qué pasa? ¿no hay suficientes mujeres cualificadas para estas posiciones? o ¿somos nosotras mismas las que nos ponemos barreras y nos negamos aceptar estos retos? En pleno siglo XXI, las tareas del hogar, el cuidado de los hijos y los mayores sigue siendo cosa de mujeres, a pesar de que en muchas familias trabajan tanto el hombre como la mujer.
En España, por ejemplo, el trabajo a tiempo parcial se reparte de manera claramente desigual: 74% para las mujeres y 26% para los hombres, en muchos casos de forma no deseada. De los casi 3 millones de personas que cumplen con este tipo de jornada, el 14% de mujeres afirman que es para atender al cuidado de niños, adultos enfermos, incapacitados o mayores, mientras que ese motivo solo es esgrimido por el 3,9% de los hombres. Un 7,1% de las mujeres también alegan otras obligaciones familiares o personales, mientras que esto solo afecta a un 2,7% de los hombres. Otro dato clarificador del INE es que del total de excedencias por cuidado de familiares que se pidieron en el 2020, un 87,2% correspondió a mujeres.
Esta “obligación” nos sigue pasando factura y es una de las principales y, tal vez más significativa, consecuencia de que no haya más mujeres en los puestos de liderazgo, dejando a más de la mitad del talento fuera del mercado laboral, y con ello, la pérdida no solo económica, sino de avances en una sociedad con muchos prejuicios de género, diversidad, igualdad e inclusión. Por eso, la asignatura pendiente ahora, más que buscar referentes femeninos, es seguir trabajando desde casa, educando no solo a las nuevas y futuras generaciones, sino, además, buscando mecanismos que ayuden a todas las mujeres a no tener que decidir entre su carrera profesional y su familia, sin ser juzgadas, penalizadas, ni estigmatizadas. Derribado este muro generacional, el siguiente escalón es ayudarnos entre todas en nuestra promoción y visibilidad, para que niñas y jóvenes se vean reflejadas en todas aquellas mujeres que han dejado y que siguen dejando huella en nuestra sociedad, y sigan formándose y trabajando para sumar y alcanzar esa cifra ansiada que nos lleve a alcanzar la paridad de género.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Mujer y Liderazgo, elaborado en colaboración con IESE Business School.