Nos encontramos en un momento clave en la ansiada búsqueda de un futuro sostenible: la naturaleza se encuentra en situación de emergencia y el tiempo no se va a detener a esperar que pongamos una solución.
Históricamente, los objetivos financieros son y han sido el principal foco de atención de las empresas y se priorizaba el rendimiento financiero por encima de cualquier otro objetivo. Sin embargo, este enfoque unidimensional ha dejado de ser suficiente. La crisis climática, el deterioro ambiental, la escasez de recursos naturales y los desafíos sociales han dejado en evidencia la urgente necesidad de adoptar un enfoque más global, que vaya más allá de los resultados económicos y tenga en cuenta el impacto de nuestras actividades en el planeta de una manera holística.
Como líderes empresariales, es nuestra responsabilidad mirar más allá de los números y continuar poniendo el foco en cómo impactan nuestras decisiones en el planeta y cómo definirán el mundo en el que viven las generaciones futuras.
Hemos sido testigos de este cambio de paradigma en la forma en la que las empresas operan. Cada vez somos más las compañías que hemos incorporado la sostenibilidad en sus prácticas empresariales: criterios como ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) o ESG (Environmental, Social and Governance) son cada vez más importantes dentro de las organizaciones, y las estrategias de emisiones cero o iniciativas son prácticamente exigibles. Pero ¿sería posible imaginar un futuro en el que los objetivos de sostenibilidad sean igual de importantes que los objetivos financieros?
La sostenibilidad como clave del éxito empresarial
El primer paso es reconocer que la sostenibilidad es fundamental para el éxito de las empresas a largo plazo. No se debe tratar como un enfoque adicional o un aspecto superficial de los negocios, sino como una parte integral de nuestra estrategia empresarial. Al incorporar estos objetivos en nuestras operaciones, desde la gestión responsable en la cadena de suministro hasta la reducción de la huella de carbono se hacen evidentes los beneficios tangibles y duraderos que esto conlleva.
Por un lado, permite reducir costes y aumentar la eficiencia en nuestras operaciones: la implementación de tecnologías más eficaces en energía, la optimización de la cadena de suministro o la gestión responsable de los recursos nos han brindado ahorros muy significativos a largo plazo.
La integración de la sostenibilidad impulsa la innovación y el desarrollo de productos. Las empresas pueden identificar oportunidades para crear nuevas gamas y servicios más sostenibles, lo que puede generar nuevas fuentes de ingresos.
A su vez, facilita la atracción y retención de talento. Actualmente, los empleados, especialmente las nuevas generaciones, buscan trabajar en empresas con propósito, que vayan más allá de la simple generación de beneficios económicos. Al incorporar los objetivos de sostenibilidad pueden mejorar su imagen y atraer talento comprometido con valores ambientales y éticos, además de mejorar la satisfacción y la retención de los empleados existentes.
También abre la puerta hacia nuevas oportunidades de negocio y ayuda a mantenernos relevantes en un mercado en constante evolución, donde los consumidores y los inversores están cada vez más alerta y preocupados por el impacto ambiental y social de las empresas. Y, en última instancia, al cumplir con los estándares de sostenibilidad, trabajamos en mejorar, reforzar y afianzar la confianza y lealtad de nuestros clientes.
Antes de que sea demasiado tarde
Así, no solo se confirma que ambos objetivos no entran en conflicto, sino que su unión es mutuamente beneficiosa. Es imperativo que en el futuro se unan en un enfoque global y equilibrado. Prefiero pensar que, el día de mañana, para las compañías supondrá el mismo quebradero de cabeza no cumplir con los objetivos de sostenibilidad, que no alcanzar sus objetivos financieros.
De igual manera, los líderes y directores de grandes empresas tecnológicas debemos estar decididos a liderar este cambio. Tenemos la responsabilidad de retar nuestra visión a futuro y provocar la ambición de que nuestras compañías se conviertan en líderes en sostenibilidad. Debemos demostrar que es posible alcanzar el éxito financiero al mismo tiempo que se actúa responsablemente con el medio ambiente y la sociedad.
Y así, demostrado que “pequeñas” medidas, como aumentar la vida útil de nuestros productos o implementar el apagado automático de los aparatos cuando no se utilizan, promueven el cambio y nos conducen hasta un futuro más inteligente y respetuoso con el medio ambiente. No olvidemos que el tiempo para actuar es ahora.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial del Medioambiente 2023.