El tiempo es un concepto subjetivo, a pesar de tener medida. La percepción de su paso es muy diferente si estás aburrido o ansioso; un mes de vacaciones mide lo mismo que un mes de entrega de proyecto, pero difiere mucho en cuanto a la percepción se refiere.
Han pasado 8 años desde que un comité de expertos estableció 17 objetivos de desarrollo sostenible y 169 metas e indicadores para definir el futuro deseable para las naciones, el planeta y la especie humana. En 8 años han pasado muchas cosas: una pandemia mundial, una guerra en Europa, conflictos que se agravan en todo el mundo y otros que se suavizan, convulsión política, inflación, guerra contra el plástico, la primavera de la inteligencia artificial, y sin darnos cuenta hemos sobrepasado el ecuador de los 15 años que nos pusimos como horizonte en la agenda.
Se nos han pasado años hablando mucho y estableciendo necesarios marcos y dinámicas de actuación, y tratando de medir lo que no tenía unidad de medida en muchos casos, y por en medio la pandemia supuso además un punto de inflexión que desaceleró en muchos casos, estancó la tendencia de los objetivos socioeconómicos y desde luego cambió las reglas del juego y dio paso a la denominada década de la acción con el paso cambiado.
Haciendo zoom en España podemos ser relativamente optimistas, diferenciando los ODS socioeconómicos de los puramente ambientales, como observamos en los datos del Informe de Desarrollo Sostenible y el índice ODS 2023 de la Sustainable Development Solutions Network (SDSN).
En un análisis de tendencia se observa una línea favorable en el cumplimiento de sólo uno de los Objetivos de la Agenda 2030, es decir, dos Objetivos menos que en 2022 y cinco menos que en 2021. Se trata del Objetivo de Igualdad de género (ODS5), y ni siquiera este ODS podemos darlo por sentado, pues está altamente afectado por la agenda política, y todos conocemos la alta capacidad de involución en cuanto a derechos de las mujeres y minorías. Solo hay que echar un vistazo a Irán o Afganistán y repasar la historia.
Una visita a la hemeroteca o a fotografías entre los años 60 y la actualidad harán que la ciencia ficción de Margaret Atwood no nos parezca tan lejana. Este ODS y el apoyo a mujeres vulnerables en todo el mundo es central en la estrategia de desarrollo sostenible de L’Oréal Groupe y uno de los objetivos de la Fundación L’Oréal, que destina un tercio de sus fondos a nivel mundial a programas concretos como Embellece Tu Futuro, que, solo en España, ya ha formado a más de 500 alumnas desde 2016 con un índice de empleabilidad del 78%.
Por otro lado, si analizamos el cumplimiento de los ODS relacionados con la acción climática (ODS13), la protección de la biodiversidad (ODS14 y ODS15) y el cambio de modelo productivo (ODS12), España está en posiciones poco destacables.
Si bien se han alcanzado en estos años importantes acuerdos mundiales, son las empresas las que deben poner el pie en el acelerador con apuestas valientes para desacoplar de una vez por todas el crecimiento económico de las emisiones de CO2 y la pérdida de biodiversidad. Ejemplos como el de la fábrica de Burgos de L’Oréal, neutra en carbono desde 2015 con su central de biomasa local y circuito cerrado para las aguas de proceso desde 2017, son la clave para avanzar a la velocidad adecuada.
Para concluir, sabiendo que la medición de los ODS es imperfecta, y en la época de la posverdad y la cultura de la inmediatez, es especialmente importante dedicar tiempo a la formación y la reflexión como vacunas contra el estancamiento. Asimismo, un estilo de vida más sostenible y una convivencia ciudadana pacífica desde el respeto y la libertad exigen aparcar la comodidad en pos de una mejora en la calidad de vida a largo plazo. El acto más revolucionario hoy en día es invertir bien el tiempo, porque no hay más tiempo que perder.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: 8º Aniversario de los ODS, en colaboración con Metrovacesa.