Un proverbio vietnamita sostiene que los hermanos son como extensiones del propio cuerpo, tan cercanos como nuestras manos y nuestros pies. No puedo estar más de acuerdo. El vínculo imperecedero que se establece entre los hermanos es tan fuerte y tan necesario, que pocas cosas hay más dolorosas que una ruptura de relaciones en este ámbito.
Tengo una experiencia muy peculiar en la relación con mis hermanos, pues él y ella son mucho más mayores que yo por circunstancias de la vida. Han sido para mí como una suerte de segundos padres que se ocupaban de mí cuando lo necesitaba, y de alguna manera siguen haciéndolo, aunque ya somos los tres bastante mayorcitos, aunque desde hace un tiempo también me corresponde a mí preocuparme de ellos.
Esta experiencia me ha permitido valorar especialmente las ventajas de tener un “hermano mayor”, alguien que te orienta, te aconseja, te corrige y, en definitiva, te abre el camino. Porque el camino lo eliges tú, pero es más fácil si alguien te proporciona una brújula y de cuando en cuando te abre paso en la frondosa senda de la vida.
Todos los que tenemos hermanos mayores nos hemos mirado en su espejo, y en numerosas ocasiones hemos querido ser como ellos, aunque también nos hayamos sentido frustrados cuando ellos podían hacer algunas cosas que a nosotros aún nos venían grandes. Y estoy seguro de que todos los hermanos mayores se han sentido tremendamente orgullosos y satisfechos de los pasos que a su lado han ido dando sus “protegidos”.
Al margen de la casuística de cada familia, es indiscutible que el vínculo entre los hermanos es muy distinto al de cualquier otra relación. Por la confianza, por las vivencias y los sueños compartidos, por saber que siempre estarán ahí, en las buenas y en las malas, hasta el último día.
Dentro de la formidable labor que realiza Aldeas Infantiles con niños y jóvenes en situación de vulnerabilidad, a mi juicio tiene una importancia capital el trabajo que lleva a cabo para que no se produzcan separaciones físicas entre hermanos. El entorno familiar acogedor y sincero que consiguen generar en sus instalaciones es idóneo para que los hermanos puedan crecer juntos, y evitar así que ningún pequeño crezca solo, algo especialmente importante cuando se dan esas situaciones de vulnerabilidad a las que me refería.
Desde Volkswagen Group España Distribución llevamos cinco años colaborando con Aldeas Infantiles a través de la figura de Constructor de Futuro y de diversas iniciativas que desarrollamos conjuntamente. Y lo hacemos porque estamos convencidos de que todos los niños merecen tener la máxima felicidad posible en su infancia y, sobre todo, las máximas posibilidades de desarrollo para tener una vida plena.
Colaborar con Aldeas Infantiles y tener la oportunidad de conocer de primera mano su trabajo, tanto en las aldeas como en otras instalaciones o programas, es una magnífica oportunidad de aportar nuestro pequeño grano de arena para construir una sociedad más justa, en la que no se deje a nadie de lado, y especialmente a aquéllos que más apoyo necesitan.
Por ello, desde nuestra compañía apoyamos con toda nuestra energía el esfuerzo que realiza Aldeas Infantiles para evitar la separación de los hermanos que se encuentran en el sistema de protección en España. Los hermanos, con el apoyo de los educadores, pueden convertirse en un apoyo clave para niños y adolescentes a quienes les ha tocado vivir situaciones extremadamente duras, y pueden contribuir de esta forma a evitar más impactos en su salud mental y emocional.
Es necesario garantizar el cumplimiento de la ley, que establece que la acogida conjunta de los hermanos debe ser esencial en la planificación del acogimiento, y establecer criterios homogéneos sobre esta materia en todas las comunidades autónomas, además de generar los recursos financieros necesarios para garantizar la no separación de los hermanos en estas situaciones. Para que todos los hermanos puedan celebrar juntos su Día.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: Día de los Hermanos