Este Foro, organizado por el Grupo de Trabajo que ha sucedido al Representante Especial, John Ruggie, es ahora el encargado de buscar las vías y los mecanismos para la implementación efectiva de los Principios Rectores no sólo por parte de las empresas sino también de los Estados. Este foro pretendía poner sobre la mesa los éxitos, las dificultades y las experiencias desarrolladas hasta la fecha por estos dos actores, principales responsables de su implementación, tras 500 días desde su aprobación.
La primera conclusión que se desprende de las diferentes sesiones es que los Principios Rectores son reconocidos actualmente, tanto por parte de empresas como de gobiernos, como el ‘estándar’ a nivel internacional, a pesar de las críticas de algunas ONG que sostienen que no existen datos contrastados hasta la fecha que confirmen la eficacia de los Principios en la reducción de los impactos negativos de las empresas. Recogiendo y articulando instrumentos ya existentes, son actualmente el nuevo referente que determinará la ‘licencia para operar’ de las empresas en cualquier parte del globo. No es un dato menor el que se discutiera cómo la Corporación Financiera Internacional
y los fondos de inversión, públicos o privados, van a incorporar los Principios como un criterio central en la inclusión o exclusión de empresas de su cartera de inversión.
Este consenso y entusiasmo relativos no esconden, sin embargo, las dificultades para ponerse de acuerdo en torno a cuestiones clave como, por ejemplo, el determinar qué procedimientos son necesarios para la incorporación de la debida diligencia a la gestión empresarial o qué mecanismos de reparación están siendo más efectivos.
El Foro mostró nuevamente la necesidad de aterrizar los Principios Rectores en función del sector empresarial y del país en el que se opera y la necesidad imperiosa de llevar a cabo alianzas sectoriales. Respecto de los Estados se hizo palpable la necesidad de incentivar a las grandes empresas y capacitar a las PYMES y a las ONG respecto de su potencial al respecto. Por supuesto también se determinó la necesidad de establecer planes nacionales de implementación de los Principios y de vincular a las agencias de crédito a la exportación en su implementación. ¡No olvidemos que la Comunicación de la CE recomendaba la puesta en marcha de este plan antes de finales del año 2012!
Es necesario señalar, por último, que no hubo una presencia relevante de empresas asiáticas, especialmente chinas, a pesar de ser éstas las que están llevando actualmente a cabo un importante esfuerzo inversor en países en vías de desarrollo, por cierto, fuertemente criticado por sus impactos en los Derechos Humanos y laborales. Esto demuestra la incapacidad de esta iniciativa de llegar hasta ahora a actores tradicionalmente alejados del discurso sobre los Derechos Humanos y la consiguiente necesidad de aunar esfuerzos en este sentido.
Desde la plataforma Business and Human Rights se ha acompañado a una delegación de empresas y ONG españolas en su asistencia al Foro en colaboración con la Oficina de Derechos Humanos del Ministerio de Asuntos Exteriores. Desde sus más de 15 años de experiencia en el ámbito de la empresa y los Derechos Humanos a escala internacional, esta plataforma pretende facilitar las herramientas indispensables para que, tanto las empresas como los gobiernos, incorporen de manera más efectiva los Principios Rectores en sus políticas y prácticas cotidianas.