Existe una idea falsa, extendida entre pequeñas y medianas empresas (y sobre todo, para las que son empresas de servicios), según la cual la gestión del impacto medioambiental no es un asunto prioritario e incluso, que representa una carga desproporcionada e injustificada para la empresa.
Si bien es cierto que la gestión medioambiental puede ser una cuestión menos significativa o relevante para las PYMES que para las empresas de mayor envergadura, porque su impacto es limitado, esto no implica que deba descartarse. Si queremos avanzar hacia una economía neutra en carbono en 2050, cada individuo y organización debe contribuir con su grano de arena.
A menudo oigo decir que “No tiene sentido que una empresa tan pequeña invierta en una ISO 14001”. Pues, efectivamente, no lo tiene. Pero conseguir una certificación ISO 14001 no es el único camino hacia la gestión medioambiental. “¿Has pensado en mirar tus facturas de electricidad?” suelo preguntar.
MAS Business lo formamos siete personas y trabajamos bajo la modalidad de oficina virtual. En otras palabras, trabajamos mayoritariamente desde nuestro domicilio. Somos una micropyme, pero esto no quita que cada año nos esforcemos por mejorar nuestra gestión medioambiental. Recopilamos información sobre consumos de electricidad y del agua para calcular nuestra huella; tenemos en cuenta la hora del día en que trabajamos para aprovechar al máximo la luz del sol; circulamos mejores prácticas e información sobre sostenibilidad medioambiental entre los trabajadores (por ejemplo, tener la cámara apagada durante videoconferencias ahorra hasta el 96% de las emisiones); tenemos trazabilidad de todos los desplazamientos y optamos por medios de transporte de bajo impacto, como el tren y el metro (o a pie, siempre que es posible); calculamos nuestra huella de carbono y la compensamos apoyando proyectos que lo facilitan; nos apoyamos en proveedores sostenibles (por ejemplo, empresas certificadas B Corp) y locales…
En 2021, estimamos que la empresa había generado 8 tCO2e. y hemos contribuido a una iniciativa de reforestación para compensar esto y, por si acaso, en más. Puede parecer insignificante… Sin embargo, las pequeñas y medianas empresas representan el 99,9% del tejido empresarial en España, y representan a 66% de su fuerza laboral (fuente: Pacto Mundial). Hagamos las cuentas.
Los incentivos económicos, o incluso las subvenciones para la descarbonización de las PYMES existen y seguirán creciendo. Pero hay acciones de una simplicidad desconcertante, como las que mencioné anteriormente, que se pueden implementar sin recursos suplementarios. Con el esfuerzo de todos, no sólo avanzamos en la transición ecológica desde el sector privado, sino también hacemos conscientes a nuestros equipos que, fuera del horario laboral, constituyen también nuestra ciudadanía. Como dice el refrán: Un grano no hace granero, pero ayuda al compañero.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Día del Medio Ambiente