Alineado con las nuevas tendencias, el sector de la edificación está inmerso en un periodo de transición. Conceptos como arquitectura sostenible, edificios inteligentes o eficiencia energética adquieren cada día más protagonismo. Un nuevo rumbo al que no sólo hay que adaptarse, sino también aportar recursos y conocimientos para avanzar hacia un horizonte de oportunidades que potencien un modelo de negocio sostenible alineado con los requisitos de la sociedad.
Ahora más que nunca, las empresas, en su papel como referentes, han de adoptar un modelo de buenas prácticas de manera transversal, basado en los ODS más afines con su actividad, con el propósito de estar cada vez más cerca de conseguir los objetivos hacia una economía y sociedad más sostenible.
Una integración que establece un marco de referencia sobre el que plantear nuevas acciones, estrategias y criterios a la hora de tomar decisiones. Esta responsabilidad ya la integran algunas compañías como Metrovacesa, adecuando su actividad a las demandas de la sociedad, con iniciativas sostenibles que generan un impacto positivo en el entorno. Todo ello enmarcado en un compromiso de transparencia y mejora continua.
Pero el esfuerzo individual de las empresas no es suficiente. Como bien refleja el ODS 17 (Alianzas para lograr los objetivos), es necesario impulsar alianzas que, a través de una visión compartida sobre cómo abordar los retos y fomentar una transformación sostenible, multipliquen la potencia de los impactos, la transparencia y homogeneidad de la información compartida, y la divulgación y concienciación a los distintos grupos de interés.
La actividad de la construcción impacta directamente sobre el bienestar social, el crecimiento y la fortaleza de la economía y el cuidado del medio ambiente. Tiene un papel clave en el desarrollo sostenible, por su contribución a la transformación de las ciudades y a la creación y adecuación de viviendas y espacios de trabajo para las personas, (ODS 3, -Salud y bienestar-, y 11 -Ciudades y comunidades sostenibles-).
Pero también es un sector que genera un impacto significativo en el medio ambiente, tanto en términos de consumo de energía y recursos naturales, como en la emisión de gases de efecto invernadero y generación de residuos, (ODS 7, -Energía asequible y no contaminante-, 12 -Producción y consumo responsables-, y 13 -Acción por el clima-).
Consciente de su impacto en el desarrollo de las comunidades y ciudades en las que está presente a través de la cadena de valor, Metrovacesa desarrolla un modelo de negocio sostenible estructurado en 9 líneas estratégicas, articuladas en las tres dimensiones ESG, (Ambiental, Social y Gobernanza).
Asegurar que todas las promociones cuenten con una certificación energética BB o superior, la certificación de su sistema de gestión conforme a la norma ISO 14001, la aplicación de Análisis de Ciclo de Vida (ACV) a los proyectos, o el cálculo y optimización de emisiones de CO2, son algunas de las medidas implementadas para mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero y avanzar hacia la transición energética.
Sin embargo, la adopción de un modelo de negocio sostenible va más allá de la reducción de impactos negativos al medio ambiente. Comprometida con el desarrollo de viviendas sostenibles, Metrovacesa también impulsa la certificación de sostenibilidad de sus proyectos a través de sellos de reconocido prestigio y aplica su compromiso de calidad y edificación sostenible Domum.
La extensión de esta responsabilidad se materializa en el departamento Desarrollo Urbano Sostenible (DUS), iniciativa pionera en el sector y alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas y la Agenda Urbana Española, como apuesta estratégica por mejorar los entornos urbanos hacia las ciudades del futuro. Un proceso de participación y escucha activa que involucra a la ciudadanía con el objetivo de integrar a los proyectos las mejores ideas prácticas y soluciones al gran reto de la sostenibilidad urbana.
El firme compromiso de Metrovacesa en contribuir positivamente a los ODS, a través de todas las dimensiones de la sostenibilidad que afectan al entorno, queda reflejado en iniciativas concretas como la participación en el Pacto Mundial de Naciones Unidas desde 2021, o la firma, también en 2021, de una financiación corporativa sostenible por 260 millones de euros, que contempla varios indicadores asociados a los ODS 4 (Educación de calidad); 7 (Energía asequible y no contaminante), 8 (Trabajo decente y crecimiento económico) y 11 (Ciudades y comunidades sostenibles).
Como se apuntaba anteriormente, desde Metrovacesa potenciamos la mejora continua, y seguiremos abordando nuevos retos a través de procesos, servicios y productos a la vanguardia de la tecnología, en línea con el ODS 9 (Industria, innovación e infraestructura), con el fin de generar cambios significativos y duraderos. Por todo ello, apostamos por la formación continua y fomentamos la innovación en el sector al mismo tiempo que establecemos sinergias con otras organizaciones, como universidades, haciendo de la contribución a los ODS un proyecto común.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible establece la hoja de ruta para incorporar un modelo de negocio que promueva la sostenibilidad ambiental, el desarrollo económico y el bienestar social, y constituye un marco de referencia que debe ayudarnos a que lo urgente no nos desvíe de lo importante, para seguir avanzando hacia un horizonte de oportunidades en el que continuar impactando positivamente.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: 8º Aniversario de los ODS, en colaboración con Metrovacesa.