En un sector poco maduro, pluridimensional y lleno de indefiniciones como lo es el de la RSC / Sostenibilidad, si hay algo en lo que todo el mundo parece estar de acuerdo, es que la función del dirse es ante todo una función transversal y eso no es poca cosa.
Normalmente cuando hablamos de transversalidad pensamos en horizontalidad, en la ruptura del esquema del flujo de actividades en silos, con funciones distintas y verticales como recursos humanos, finanzas, fabricación, ventas y marketing, etc. De hecho, buena parte del trabajo de los dirses ha consistido y sigue consistiendo en superar los compartimentos estancos de las empresas mediante la promoción de proyectos concretos que impliquen a varias áreas de la empresa. Algunos ejemplos pueden ser los proyectos de voluntariado corporativo o de diversidad e inclusión con el Área de Recursos Humanos; o proyectos de derechos humanos con Cumplimiento y Compras, entre otros.
Sin embargo, el concepto de transversalidad va más allá del de horizontalidad, implica vocación de permanencia, vinculación con el negocio y compromiso de la alta dirección. Por eso, cuando decimos que una compañía es responsable, nos referimos a que es honesta e íntegra en todas las acciones que emprende, involucra al gobierno corporativo y a la toma de decisiones en la empresa, al trabajo diario de todos los empleados y a la estructura general de la organización, en definitiva, forma parte de la cultura de la empresa.
Ya en el estudio elaborado por DIRSE (2014:39) sobre la función de la RSC / Sostenibilidad en la empresa española, se indicaba que los dirses estaban pasando “de simples coordinadores de acciones, a auténticos gestores de lo ético, social y ambiental del negocio” […] convirtiéndose “en una función que atraviesa toda la compañía, afectando con ello a su cultura como empresa y a la estrategia de la alta dirección”.
Para lograr “empotrar la cultura” de la RSC en la empresa, tomando la expresión prestada a Alberto Andreu, y mantener así su carácter permanente, vinculado con el negocio y con el compromiso de la alta dirección, el dirse necesita una palanca, y esa palanca es el propósito, concepto a caballo entre los tradicionales, misión y visión.
El propósito estratégico, según Rivera (1991), “incluye un estado futuro deseable, una meta definida en términos competitivos que es más parte de la visión que del propósito. También incluye una definición estratégica que es fundamentalmente la misma que se utiliza en el concepto de misión. El empuje estratégico está, de cualquier forma, más cercano a la definición tradicional de misión: ¿En qué negocio estamos y qué posición estratégica queremos alcanzar?”. Y, lo que es más importante para Javier Garilleti, es que el propósito cumple un rol movilizador o inspirador al vincular a las organizaciones de forma directa con su legado y su compromiso social.
No obstante, para que el propósito cumpla su función de palanca deber tener carácter transformador y ser impulsado por el máximo ejecutivo, de manera que contribuya a alinear a la organización. Además, el dirse debe tener presencia en la definición del propósito como una ocasión inestimable de asegurarse de que la RSC / Sostenibilidad forma parte de lacultura interna de la empresa, y de que la función pase así, de un ámbito de trabajo operativo a uno estratégico.
Así, el evento anual TransveRSa organizado por DIRSE con la colaboración de Corporate Exellence y Dircom, y con el apoyo de las asociaciones de profesionales de todas las áreas funcionales de la empresa, como AEDRH, CUMPLEN, Dircom, AERCE y SPAINSIF, entre otros, es una muestra de nuestra apuesta por la transversalidad, que en esta su tercera edición, ha introducido el concepto del propósito de la mano de los CEO, para superar la visión horizontal y operativa, contribuyendo a la elevación de la función dirse.
Normalmente cuando hablamos de transversalidad pensamos en horizontalidad, en la ruptura del esquema del flujo de actividades en silos, con funciones distintas y verticales como recursos humanos, finanzas, fabricación, ventas, etc. De hecho, buena parte del trabajo de los dirses ha consistido y sigue consistiendo en superar los compartimentos estancos de las empresas mediante la promoción de proyectos concretos que impliquen a varias áreas de la empresa.
Sin embargo, el concepto de transversalidad va más allá del de horizontalidad, implica vocación de permanencia, vinculación con el negocio y compromiso de la alta dirección. Por eso, cuando decimos que una compañía es responsable, nos referimos a que es honesta e íntegra en todas las acciones que emprende, involucra al gobierno corporativo y a la toma de decisiones en la empresa, al trabajo diario de todos los empleados y a la estructura general de la organización, en definitiva, forma parte de la cultura de la empresa.
Para lograr “empotrar la cultura” de la RSC en la empresa, el dirse necesita una palanca, y esa palanca es el propósito, concepto a caballo entre los tradicionales, misión y visión, que cumple un rol movilizador o inspirador al vincular a las organizaciones de forma directa con su legado y su compromiso social.
No obstante, para que el propósito cumpla su función de palanca deber tener carácter transformador, ser impulsado por el máximo ejecutivo, y el dirse debe tener presencia en su definición.