El sueño de las comunidades libres, sostenibles e incluyentes aún está en construcción. Monterrey es una ciudad que a lo largo de las últimas décadas ha sido construida y pensada a medida del auto, al igual que muchas ciudades en el país y en el mundo. Transformar las calles es todo un reto, porque para lograrlo hay que transformar las formas sociales, confrontar el modus vivendi que nos ha llevado a crear ciudades dispersas, segregadas, patriarcales, desiguales y contaminantes.
Monterrey es una ciudad que gracias al trabajo arduo de su gente ha logrado un gran auge económico; sin embargo, sus límites se han desbordado para conformar una de las metrópolis más grandes del país. Los impactos negativos del desmedido crecimiento se ven reflejados principalmente en la pérdida del medio natural, la contaminación, la desigualdad e inseguridad, la centralización de actividades, el recorrido de grandes distancias para satisfacer las necesidades, la preferencia del auto, los altos índices de siniestros de tránsito, entre otras.
Según el informe sobre la situación de la seguridad vial en México, en 2019 se registraron 77.600 siniestros de tránsito en el Estado de Nuevo León, es decir, al menos 8 siniestros cada hora; Monterrey es la ciudad con más muertes alcanzando hasta 237 defunciones. Es por ello que, en 2021 se instaló por primera vez en el municipio la mesa de trabajo del Sistema de Seguridad Vial, cuyo objetivo es diseñar las políticas públicas que permitan cumplir con los objetivos del nuevo Plan Global del Decenio de Acción para la Seguridad Vial.
El desarrollo urbano, la movilidad y el medio ambiente son grandes pilares que deben trabarse en conjunto, por lo que hoy nos encontramos ante un gran reto, pero también ante una gran oportunidad para construir las bases de una ciudad con condiciones para enfrentar los nuevos retos sociales y ambientales. Como parte de los esfuerzos del Acuerdo Verde por Monterrey, hoy trabajamos con estrategias integrales para la ciudad y sus habitantes a través de la creación de sistemas de parques y corredores verdes, calles completas, intersecciones seguras, espacios para mujeres, el fortalecimiento del marco normativo y mucho más; esperando que este sea el primer paso hacia un Monterrey más sostenible y resiliente.
En México, en diciembre del 2020 se reformó la Constitución Política para elevar la movilidad al rango de derecho en condiciones de seguridad vial, accesibilidad, eficiencia, sostenibilidad, calidad, inclusión e igualdad. A partir de ello, en mayo de 2022 se publicó en el Diario Oficial de la Federación, la Ley General de Movilidad y Seguridad Vial, la cual sienta las bases para alcanzar el derecho a la movilidad. De esta manera, se reconoce que la movilidad es la llave de acceso a bienes y servicios, y por lo tanto a otros derechos.
Los desplazamientos de personas y bienes son el producto directo de las interacciones sociales, económicas, físico-funcionales y político-normativas en el territorio. La estructura urbana de las ciudades y sus interacciones facilitan o dificultan la movilidad. Contar con un transporte eficiente y cómodo, con usos diversos que permitan cercanía para satisfacer necesidades básicas, tener acceso a bienes y servicios, la posibilidad de caminar o andar en bicicleta, así como la oportunidad de disfrutar del espacio público, son deseables para cualquier persona en las ciudades.
Las calles, parques y plazas son los espacios entre los edificios que articulan la vida pública de las ciudades. Las calles tienen como función primordial los traslados, sin embargo, una calle bien diseñada permite motivar la convivencia entre las personas, el disfrute del espacio, la contemplación y hasta el juego. Crear calles para la gente es igual a pensar en el desarrollo de la comunidad, la inclusión y la democracia.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Movilidad con Impacto – Cabify